Jesús llama a los doce

viernes, 20 de enero de 2023
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20/01/2023 – En el Evangelio de hoy Jesús llama a los doce discípulos, llamó a los que él quiso, a los que eligió:

 

Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

San Marcos 3,13-19

 

Que bueno es que vuelva a resonar en nuestro corazón y en la comunidad, en cada uno de los ámbitos en donde estamos este texto que acabamos de compartir que vuelva a resonar la llamada, Jesús que llama a los doce discípulos. Algo que era muy llamativo en su tiempo porque en Israel no era habitual que el maestro llamara a sus discípulos, eran los discípulos los que elegían al maestro que más les gustaba. Llamó a los que Él quiso. Nadie puede sentirse digno de este llamado ni con méritos para recibirlo. “No me eligieron ustedes a mí. Yo los elegí a ustedes para que vayan y den fruto”. ( Jn.15).

Los llamó “para que estuvieran con él”. Es la intimidad con Jesús lo que da sentido y vigor a la tarea que les encomienda. Intimidad que acompaña siempre al discípulo que actúa a lo largo de la historia.

“Jesús los eligió para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar, para que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él” y formar parte ” de los suyos” y participar de su mision” ( Aparecida 131).

 

El llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad. En la antigüedad los
maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley
les proponían la adhesión a la Ley de Moisés. Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos
vinculemos estrechamente a Él porque es la fuente de la vida (cf. Jn 15, 5-15) y sólo Él tiene
palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68). En la convivencia cotidiana con Jesús y en la confrontación
con los seguidores de otros maestros, los discípulos pronto descubren dos cosas del todo
originales en la relación con Jesús. Por una parte, no fueron ellos los que escogieron a su maestro.
Fue Cristo quien los eligió. De otra parte, ellos no fueron convocados para algo (purificarse,
aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona (cf. Mc
1, 17; 2, 14). Jesús los eligió para “que estuvieran con Él y enviarlos a predicar” (Mc 3, 14), para
que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él” y formar parte “de los suyos” y participar de su
misión. El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es
participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo estilo
de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6, 40b), correr su misma suerte y hacerse cargo de su
misión de hacer nuevas todas las cosas.

 

Cuando nos vienen los bajones, o estamos tristes o angustiados, o cuando parece que los problemas nos sobrepasan, es bueno que nos preguntemos: ¿cómo estoy en intimidad con el Señor? Porque Él me llamó y me llamó para que estuviera con Él, ¿no será que me fuí a otros lados, me escapé y entonces me taparon los problemas y de pronto me encuentro solo? Preguntémonos para recordar que no es así, porque Dios no me suelta, sino porque yo me llené de cosas. Tendríamos que intentar que el encuentro con Jesús nos ayude a descubrirlo en la actividad, a darle una mística. En lo que estás haciendo, en lo de todos los días ¿te sentís llamado por Jesús?. Porque el Señor te llamó para estar intimidad con Él.

 

Jesús, vos me llamaste para que estuviera con vos,

quiero escuchar una vez más tu llamado,
volver a entusiasmarme llevando Tu palabra,

hacer el bien con tu poder,

viviendo Tu presencia en medio del trabajo,

de la familia de mis amigos, de mi apostolado,

de la lucha cotidiana, sabiendo que estás,

que siempre estás.