Jesús saca a la luz lo que guarda nuestro corazón

miércoles, 13 de marzo de 2019
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13/03/19.-

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»

Lc. 11,29-32

Jesús en el evangelio de hoy habla de una “generación perversa”. Su palabra es muy dura. Pero, no se refiere a las personas “que lo seguían con mucho amor”, sino a los “doctores de la ley” que “trataban de probarlo y hacerlo caer en una trampa”. Estas personas, por cierto, “le pedían signos” y Jesús les responde que sólo se les dará “la señal de Jonás”. Existe sin embargo, el “síndrome de Jonás”. El Señor le pidió que fuera a Nínive, y él huye a España. Jonás, “tenía las cosas claras”: “la doctrina es ésta”, “se debe hacer esto” y los pecadores “que se las arreglen, yo me voy”. Los que “viven de acuerdo con este síndrome de Jonás”, Jesús “los llama hipócritas , porque ellos no quieren la salvación” de la “pobre gente”, de los “ignorantes ” y “pecadores”:

“El ‘síndrome de Jonás’ no tiene el celo por la conversión del pueblo, busca una santidad de ‘tintorería’, toda hermosa, bien hecha, pero sin aquel celo de ir a predicar al Señor. Pero el Señor con esta generación que sufre del “síndrome de Jonás” promete la señal de Jonás. La otra versión, la de Mateo, dice: Jonás estuvo dentro de la ballena tres días y tres noches, una referencia a Jesús en la tumba –a su muerte y a su resurrección– y aquel es el signo que Jesús promete, contra la hipocresía, contra esta actitud de religiosidad perfecta, en contra de esta actitud de un grupo de fariseos”.

El Evangelio de hoy nos invita a dejarnos mirar por Jesús, estar entre la muchedumbre que se está apretujando y ver que de repente Jesús posa su mirada sobre mi.  Y me pregunta ¿Qué preferís? ¿El síndrome de Jonás o la señal de Jonás?” Preferís seguir pidiéndome signos o confiar en mi Palabra? Qué camino de Santidad estás queriendo vivir? El de la perfección o el de la fragilidad y de la misericordia?

Ponerme entre tus manos (Albisú sj)

Ponerme entre tus manos es soltarme ante todo de las mías;

es dejar de llamar mío, a lo que sólo por ellas, pasaría;

es saber decirte “vamos” cuando anuncies la partida;

es no esconderte aquello que bien clarito me pedías.

Ponerme entre tus manos es quedar en otras manos extendidas;

es dejar que otro me lleve, a donde solo, nunca yo me iría;

es confiar que el que acompaña pueda mostrarme la salida;

es creer que “El que todo lo puede”, en mí también, poder podría.

Ponerme entre tus manos es mirar lo que otros tienen, sin envidia;

es aceptar la Cruz que nos visita, y descubrir que siempre es “bien – venida”;

es compartir con otros mis cansancios y fatigas;

es mirar mis necedades y aprender sabiduría.

Ponerme entre tus manos es saber que aún me doy, con mis manos vacías;

es creer que tú ya estás, donde yo llegaría;

es no pedirte más, cuando migajas, bastarían;

es no buscar más signos, que los que en mí, tú ya ponías

Ponerme entre tus manos es obra de ti,

pues de ser por mí, no me atrevería.