La droga, un flagelo que preocupa cada vez más

lunes, 3 de noviembre de 2014
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3/11/2014 – La problemática de la droga es desde hace varios años uno de los temas más recurrentes en Argentina. Atraviesa todas las clases sociales, y se fue insertando con el paso del tiempo en el territorio nacional. Los efectos negativos que produce en el cuerpo y la mente son graves y profundos, y afectan la vida de miles de jóvenes y adultos a lo largo y ancho del país. La despenalización de la droga genera posiciones encontradas; se habla de la legalización y de no criminalizar al adicto.

Los “curas villeros” conocen esta problemática y la experimentan desde cerca. El Padre José María “Pepe” di Paola preside la Comisión de Adicciones del Episcopado Argentino y  está a cargo de las capillas de la Villa Cárcova, en Buenos Aires, señalada como una de las más peligrosas de Argentina. En diálogo con Radio María en el espacio “Ciudad Nueva”, comentó: “En el 2009 hicimos un documento en el que advertimos el drama de los chicos en los sectores donde trabajamos y vivimos. En todo este tiempo, el tema no se ha trabajado seriamente.

No hay que criminalizar al adicto; eso se hace cuando el Estado no está presente en un barrio con un buen club , una buena escuela o un hospital que esté al alcance de la gente”, remarcó, en referencia a instituciones que son necesarias para la contención de los jóvenes y sacarlos de la calle, y que a veces no están presentes en esos lugares. “En los hospitales ni siquiera hay psiquiatras y psicólogos para contener a los chicos. Sin embargo, esto no es sólo un problema de las villas, sino que atraviesa a todo el país.”

“Cuando pensás que te podés fumar un porro, pero tenés familia, universidad, trabajo y una posición acomodada económicamente hablando, pero te olvidás que a diez cuadras un porro significa que un chico comience un camino trágico que después lo lleva a drogas más duras, concluimos que en Argentina el liberalismo o individualismo ha llevado a todas las ideologías. En el fondo triunfa una posición individualista y no un pensamiento colectivo“, razonó el sacerdote. Además, afirmó que es muy importante la espiritualidad para el cambio de las personas que se ven envueltas en este flagelo, porque “es el origen y lo que mantiene el cambio, y los lleva a salir de ésto.”