La identidad de Jesús

jueves, 20 de febrero de 2020
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20/02/2020 – “Jesús salió  con  sus  discípulos  hacia  los  poblados  de  Cesarea  de  Filipo,  y  en  el  camino  les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.

Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.

Marcos 8, 27-33

Para entender e evangelio de hoy es necesario hacer una mirada sobre el conjunto del evangelio de Marcos.

El mismo comienza con la expresión del Capítulo 1 versículo 1, es el comienzo de la buena noticia de Jesús, “Mesías Hijo de Dios”, y termina en el Capítulo 15, versículo 39 en boca del Centurión, “verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios”.

En el medio, en el Capítulo 8, aparece la profesión de Pedro “ tú eres el Mesías el Hijo de Dios.

Jesús es un misterio a develar. Mientras se va corriendo progresivamente el velo respecto a la identidad de Jesús, Marcos hace notar que lo discípulos no entienden nada y que para no errar en su verdadera identidad, Jesús prefiere que no cuenten a nadie los prodigios que el realiza. Esto se llama secreto mesiánico.

En el evangelio de hoy , Pedro aparentemente adelanta los tiempos, cuando movido por el Espíritu Santo dice “ tú eres el Mesías el Hijo de Dios”.

La cruz revela la identidad de Jesús y la nuestra

Todo el Evangelio de Marcos busca resolver y dar a conocer quién es Jesús su misterio sale a la luz en la cruz .

Ya se lo advirtió a Pedro en su aproximación movido por el Espíritu Santo , cuando le advierte que su mesianismo no es de poder sino de muerte y resurrección . En el pasaje 15:39 su identidad queda sellada en boca del centurión cuando con un grito da su vida en la cruz, “ este hombre es el Hijo de Dios”.

A la luz de la humildad y la entrega crucificante de Jesús se entiende su redención. La nuestra, la plenitud de vida también se entiende cuando discipularmente nos hacemos uno con el que nos llama a cargar la cruz para ir detrás suyo.

Nuestra más profunda identidad está junto al crucifijo. De ahí que el Señor nos invite a amarlo en los mas pequeños: “ Lo que hagan a uno de estos pequeños a mí me lo hacen”.

 

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