La importancia de los pequeños gestos

martes, 27 de octubre de 2020
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27/10/2020 – Junto al padre Alejandro Puiggari compartimos la catequesis reflexionando en torno al evangelio del día:

«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas.» Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.»

 

 

 

Una hermosa historia nos acompañó para poder profundizar en la reflexión:

 

Leyenda del lapacho:

– Cuenta la historia, que Dios estaba preparando el mundo, se reunió una tarde con todos los árboles y pidió que cada árbol eligiera la época en la que cada uno de ellos quisiera florecer y así, embellecer la tierra.
¡Y en un estallido de alegría comenzaron todos a gritar: “otoño, verano, primavera, decían !!!”
Pero Dios observó que ninguno elegía la estación de invierno.
Entonces Dios preguntó:
– ¿Por qué nadie elige la época de invierno?
Cada uno tenía su razón. ¡Muy seco! ¡muy frío! … muchos incendios!
Entonces Dios pide un favor…
Necesito al menos un árbol, que embelese el invierno, que sea valiente y capaz de enfrentar el frío, la sequía y las quemas y en ese frío poder embellecer el mundo…
Se quedaron todos en silencio.
Fue entonces que un árbol callado y tranquilo al fondo, sacude sus hojas y dijo:
-¡Yo voy!…
Y Dios con una sonrisa preguntó:
– ¿Cuál es tu nombre?
¡Me llamo “”Lapacho, señor!
Los otros árboles, quedan espantados del coraje del Lapacho y su locura de querer florecer en invierno.
Entonces Dios respondió:
– Por atender mi pedido te haré florecer en el invierno no sólo con un color, sino con varios…
Para que también en invierno, el mundo sea colorido.
Como agradecimiento le dijo: tendrás diferentes colores y texturas y tu linaje será enorme.
Y así Dios hizo uno de los más hermosos árboles que da color al invierno. Y así tenemos al Lapacho:
blanco
amarillo
Amarillo del pantano
Amarillo de la hoja lisa
Amarillo niebla
rosa
púrpura
Morado

¡Qué podamos ser como el Lapacho, y sepamos florecer en los inviernos de la vida!