La mamá del niño sanjuanino perdido hace dos años revivió la historia con tinte brocheriano

martes, 21 de septiembre de 2021
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21/09/2021 – En marzo de 2019, un niño sanjuanino llamado Benjamín, que en ese momento tenía cinco años, se perdió en la zona de La Laja y lograron rescatarlo casi 24 horas después en Albardón, recorriendo más de 20 kilómetros en pleno desierto. Tras una intensa búsqueda, un par de baqueanos lo encontraron debajo de un arbusto de jume, acostado en el piso. Benjamín fue encontrado a escasos 50 metros de un peligroso pantano. Los baqueanos luego comentaron que le pedían a santa Bárbara de Mogna que el niño apareciera con vida, mientras realizaban el recorrido. Andrea, la mamá del pequeño, revivió lo vivido tras haber pasado dos años y medio del hecho, contando detalles de lo ocurrido pero también reviviendo cómo la figura del santo Cura Brochero se coló en la historia. “En casa siempre decimos que Benjamín está vivo por un milagro que logró Brochero desde el cielo, eso le salvó la vida a mi hijo. Tengo cuatros hijos, tres mujeres más grandes y mi niño. Todo comenzó el domingo el 17 marzo de 2019 cuando fuimos a pasar un día en familia a la entrada de la zona conocida como La Laja, que es lugar de desierto. Para llegar al lugar dónde íbamos con otros amigos pasamos por la capilla del Cura Brochero. Mi hija mayor había decidido quedarse en casa, en San Juan, así que éramos cuatro en el auto”, comenzó relatando Andrea, quien es médica.

“Llegamos al lugar y a los minutos Benjamín se fue corriendo a buscar la montaña blanca, como él le decía. Eso fue a las 17 horas. Una de mis hijas y yo fuimos detrás y él seguía corriendo y se giraba mirándonos, riendo como una travesura. Pero fue ingresando más y más, corriendo entre los arbustos y malezas, como si fuera un laberinto y ahí comenzó todo. Lo seguí y no lo lograba ver. Él mucho tiempo después me contó que los arbustos no lo dejaban ver. En un momento me dí cuenta que lo había perdido y pedí ayuda. A partir de allí éramos unos 11 adultos que salimos a buscarlo, incluso con un dron y un cuatriciclo. Y vi sus caras y me di cuenta que nadie lo había encontrado. Fue ahí cuando pedí más ayuda a Gendarmería Nacional, ya que trabajo con ellos y me pidieron salir a la ruta del lugar. Como loca tome el auto y al pasar por la capilla del Cura Brochero me bajé, desesperada, llorando. Y la gente de la iglesia salió, los hombres que estaban en caballos me decían que iban a empezar a rezar por mi hijo. Ya habían pasado tres horas desde que se había iniciado todo”, sostuvo la mujer en su relato.

“Las horas fueron pasando y llegó la noche . Estaba Defensa Civil, el grupo especial Geras, la policía e incluso llegó el Ejército. Había gendarmes de civil, motocross, bicicross y hasta gente que suele hacer running en la zona. Las horas pasaban y pasaban. Era morir en vida. Hacía mucho frío, mucho frío. Al amanecer llegó la policía montada y el helicóptero de la provincia. Y eso renovó un poco las esperanzas pero las horas siguieron pasando. Yo veía en las caras de todos los rescatistas el desasosiego, la tristeza y la desazón. Cada vez que llegaba un nuevo grupo rescatista se renovaba la esperanza y a la vez me desesperaba pensar porque no lo encontraban . Hasta que a media mañana llegó la policía científica. Y era signo que de que esperaban lo peor. Y comenzaron con los interrogatorios, mientras la espera seguía. Yo no estaba en este mundo. Era un dolor inexplicable lo que sentía, un dolor enel alma. Jamás pensé lo peor, no me atrevía”, sostuvo Andrea.

“A las 16 horas del día lunes desde la provincia ya pensaban en cerrar la búsqueda y comenzar de cero. Con mis hijas nos juntamos en ese momento y comenzamos a rezar junto con amigos y el resto de la familia . Fue un rezo desesperado al Cura Brochero, a san Expedito, a Jesús y a María . Y al decir la frase que siempre repetía Benjamin “San José juega con nosotros” nos reímos”, dijo.

“Y al rato se sintió un grito como si fuera el gol de Argentina en un mundial. Un grito estremecedor. Lo habían encontrado a las 16 y 40 con vida, sano y salvo. Fue una locura, alegría, emoción. Lágrimas y abrazos. Apenas llegamos al hospital con una de mis hijas apenas me vio me dijo: “Mamá me dolió el corazón de tanto extrañarte”. Y al rato nos expresó: “Saben que el viejo de la bolsa no es tan malo”. Inmediatamente lo relacionamos con Brochero y supimos que fue un milagro”, indicó la madre emocionada. En el final, Sandra Violino, mamá de Nicolás Flores, y Marina Bertaggia, abuela de Camila Brusotti, los niños del primer y segundo milagro del santo Cura Gaucho se sumaron a la charla con Andrea y dejaron sus impresiones maternales.