La Virgen de Caacupé: una fiesta a la que todos están invitados

jueves, 23 de agosto de 2018
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23/08/2018 Este jueves por la tarde desde el ciclo “Raíces del pueblo” nos unimos a la celebración de los vecinos de la Villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, quienes en un día como hoy pero hace 21 años recibían la visita de a réplica de nuestra señora de Caacupé una de las advocaciones fuerte en el lugar y una portadora de paz y reconciliación para el barrio.

Hace 21 años la imagen de Nuestra Señora de Caacupé llegó a la Villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, por iniciativa del P. José María “Pepe” Di Paola, párroco de Virgen de los Milagros de Caacupé en ese entonces, quién fue un nexo para que la réplica venida del Paraguay tuviera su lugar en la vivencia del barrio y de los vecinos:

“El barrio estaba atravesado por la violencia de una manera polarizada y las bandas habían tomado el barrio; cuando el Padre Pepe llegó, se dió cuenta de que la gente estaba replegada,pero que tenía una gran devoción a la Virgen de Caacupé. Nuestro barrio es su mayor parte son paraguayos, el armó un grupo y les pidió que fueran al santuario a Paraguay y que trajeran una réplica directa”, expresó el Padre Charly Olivero sacerdote diocesano y miembro del equipo de sacerdotes que acompaña la comunidad en la villa.

En relación a la llegada de la imagen al barrio, el P. Charly destacó no sólo la presencia y el trabajo comunitario sino la presencia de la iglesia de Buenos Aires en la persona de Jorge M. Bergoglio: “Fue Bergoglio quién la recibió, peregrinaron hasta el barrio, recorrieron las calles, los pasillos y luego la entronizaron en la parroquia. La gente que estaba replegada, se puso de pié y se empezó a organizar el barrio; por eso para nosotros es un antes y un después de  la llegada de la virgen de Caacupé”.

La voz de los vecinos estuvo presente en el recorrido de la fiesta en la persona de Rita Fernández, ella pertenece e la comunidad y hace 40 años que vive en la villa: “La Virgen es muy importante para nosotros, es nuestro motor de todos los días;  la capilla en 1973 era muy pequeña y se fue haciendo grande con el tiempo, siempre estuvo presente la madre y  desde que llegó la villa es toda una familia, todos nos ayudamos y de alguna y otra manera estamos siempre. La Virgen de Caacupé nos unió, antes se regia por sectores aquí, ahora es una fiesta a la que todos están invitados”.

La fuerza de la fe del pueblo una vez más nos invita a reconocer en ellos una experiencia vital, que nos encuentra con lo mejor del evangelio de Jesús.