LLamados a tener un corazón vivo y cerca del Padre

martes, 19 de febrero de 2019
image_pdfimage_print

19/02/19 – Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.  Jesús les hacía esta recomendación: “Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”.
Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: “¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida.
Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan
cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”. Ellos le respondieron: “Doce”.
“Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?”. Ellos le respondieron: “Siete”.
Entonces Jesús les dijo: “¿Todavía no comprenden?”.

Mc 8,14-21

Este pasaje del Evangelio, trata de una advertencia contra la actitud de los fariseos y Herodes que, aunque había signos, no entendían, no querían entender, tenían el corazón puesto en otro lado.

Cuantas veces porque estamos lejos de la mirada del Señor, miramos con una mirada demasiado baja, demasiado nuestra y entonces se nos pasa por largo las señales, los gestos que Dios va haciendo en nuestra vida y que solo lo podemos descubrir en nuestra oración. La oración personal, comunitaria y litúrgica es fundamental en la vida de todo cristiano, hermanos no dejen un solo día sin un rato de oración personal , una sola semana sin rezar en grupo, en una pequeña comunidad, o en algún grupo en el cual rezamos, lo que sea, el rosario, abrimos la palabra de Dios, compartimos un texto espiritual y ciertamente la oración liturgia que es la misa de cada semana.

Dios no es un ser lejano y por tanto, nosotros tenemos que considerar que la providencia de Dios nunca nos abandona y que ella misma nos ayuda a dirigirnos a Dios , no como alguien indiferente y frio, sino como un padre, que está pendiente de cada una de nosotros y que ha puesto un ángel para que nos guarde en todos nuestros caminos, como dice la Sagrada Escritura. Por eso la pregunta: “¿Todavía no comprenden”? del evangelio de hoy es también para mi , para cada uno de ustedes.

La serenidad que esta verdad comunica nuestro modo de ser y de vivir, no está en cerrar los ojos a la realidad, sino en verla con optimismo porque confiamos siempre en la ayuda de nuestro Padre del cielo y porque sabemos que hasta los pelos de nuestra cabeza están contados.

Nosotros tenemos que saber ver la realidad con los ojos de Dios, tenemos que saber mirar lo que nos pasa desde la óptica del Señor y en tantas situaciones que no sabemos para que lado rumbear, que camino tomar preguntarnos: ¿Que haría el Señor en nuestro lugar?