Los dos polos entre los que transita la vida cristiana

jueves, 26 de diciembre de 2019
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26/12/2019 – Fiesta de san Esteban, primer mártir

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

Mateo 10:17-22

A primera vista, el relato del Evangelio de hoy y el relato del martirio de Esteban parecen que chocan con todo lo que estamos viviendo en este tiempo de Navidad. Nos preparamos durante todo el tiempo de Adviento y estamos celebrando el nacimiento de Jesús, en este punto surge la pregunta de “¿cómo contrastar todo esto con el martirio de Esteba que fue el primer mártir cristiano”.

Sin embargo, esto tiene mucho que ver con nuestra vida cristiana y con lo que, cada uno de nosotros, como cristianos estamos llamados a vivir. Esto es así porque se traza en la Liturgia, entre la Navidad y el martirio de Esteban, los dos polos entre los que transita nuestra vida cristiana, entre lo que es el nacimiento y la muerte pero desde una perspectiva distinta, una perspectiva de fe porque es el nacimiento de Jesús y es la vida entregada a causa del nombre de Jesús y a causa de un testimonio firme y fuerte.

Si uno quiere vivir de acuerdo al evangelio de Jesús, tenemos que tener en cuenta a este Dios que se despoja de su condición divina. Jesús viene del seno de la Padre al seno de la Virgen María. Dios habita en lo sencillo, lo pequeño”

Todo en la vida de Jesús es existir en favor del otro. En Él todo es entrega. Si uno quiere entrar en la lógica se Jesús tenemos que ir muriendo cada vez más a nuestro propio yo, nuestro egoísmo, soberbia, salir de la zona de confort.

En este tiempo de Navidad en el que hacemos memoria de San Esteban, su martirio nos regala el don de no hacer oídos sordos al dolor de un mundo que llora y la gracia de reconocer a un Dios en medio de nosotros, que nos salva.

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