Lucha espiritual y madurez psíquica – P. Fernando Cervera

martes, 8 de agosto de 2017
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08/08/17 – En diálogo con Radio María el padre Fernando Cervera, nos acompaña a recorrer el tema de la lucha espiritual en los ejercicios espirituales y la madurez psiquica.

Los caminos de sabiduria espiritual dan su aporte a la madurez. El ser humano tiene una instancia ética, que implica una dirección, en lo psíquico que puede aportar lo religioso, ésto modera los instintos pero por otro lado tiene el peligro de quitarnos de la realidad.

Ignacio nos plantea una meditacion que se llama “las dos banderas”, donde plantea la lucha espiritual, que tiene que ver con nuestra madurez, nadie puede crecer si no hace el esfuerzo.

Hay dos bandos, por ende dos caudillos:

+ Los que se acercan a Cristo,

+ Los que se oponen, que son de la bandera del maligno.

Esta lucha interior apunta a tres nucleos:

+ La relacion con las cosas: ambición vs. pobreza evangélica.

+ La vanidad o vanagloria vs. Cristo humillado

+ La soberbia vs. la humildad

Ambición

Esta ambicion de riquezas se puede aplicar no sólo a lo material sino a la avidéz de afectos, el encuentro con el otro puede ser confundido con obtener metas, objetos, cosas, con la ambición de coleccionar amistades cuando realmente no estan en el plano de la amistad, sino de objetos.

No dejarse encandilar por las propias ambiciones. La plenitud siempre nos va a requerir constancia y profundidad

Vanidad

Ignacio llama humillacion a aceptar los limites, aceptar que uno no va a ser siempre reconocido, a que a veces nos vamos a comer alguna injusticia

Que las humillaciones de la vida no sean una traba sino una oportunidad para crecer en humildad.

Soberbia

La soberbia es un punto de llegada realmente peligroso para el alma, es propio de ella no dejarse querer, no dejarse ayudar. Donde el amor me implica ciertas cosas que no estoy dispuesto a ceder.

La humildad tiene mucho que ver con “entregá tus talentos, tus cinco panes y dos peces”.

El amor va a exigir mucho trabajo de nuestro ego, la aceptación es un interesante paso de la humildad. Podemos hacer cosas juntos siendo tan diferentes porque nos aceptamos.

Cuando uno trabaja los dos anteriores, la humildad se vuelve un camino mucho mas rápido.

Si Dios nos da unos dones y nosotros los negamos, estamos también haciendo mal, siendo vanidosos. En casos se puede recurrir a una falsa humildad, que usamos como mecanismo inconsciente para liberarnos de la tarea que nos corresponde.

¿Dónde tenemos que trabajar para encontrarnos con la verdadera plenitud y la verdadera felicidad que el Señor quiere para nosotros?