“Madre, ayúdanos a cuidar la vida”

martes, 24 de septiembre de 2019
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24/09/2019 – Memoria Nuestra Señora de la Merced

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”.

Juan 19,25-27

Junto a la cruz de Jesús estaba su madre. Y ahí estaba: cuidando la vida. De pie junto a la cruz estaba y sigue estando junto a las cruces de los que están con dolores en sus vidas. María junto a nosotros pariendo la vida. Ahí donde hay una cruz, en el corazón de cada hijo suyo, está nuestra Madre. El Evangelio nos presenta ese momento con pocas palabras pero con miradas profundas. Miradas de la Virgen que contempla a su hijo; mirada del hijo que la mira y la deja como Madre de todos nosotros. Jesús entrega su vida y busca en su madre quien siga cuidando tantas vidas, las nuestras, que necesitan protección. Jesús entrega la vida y perdiéndola la gana. María también hace su entrega y nos invita a nosotros a permanecer, a no arrugar, a ofrecernos y entregarnos. Es la madre compañera, que se hace mirada sencilla y alentadora, que se muestra firme en el combate, la que te asiste y te acompaña mientras vas pariendo la vida nueva.

Entre manos vacías, angustias y lágrimas, la vida se va pariendo y María nos acompaña.

Y a la vida, nos enseña María, se la cuida siempre. Pero se la cuida con la ternura con que la cuidó ella: desde el momento en que se la espera hasta el último aliento del camino. Es el don de la ternura que cobija en la fragilidad y en la debilidad, que se hace cercano, que no es sensiblera sino cercanía de amor que fortalece y sostiene.

María estuvo de rodillas en el pesebre y estuvo de pie ante la cruz; está cuidando y acompañando toda vida y en especial a los que están más desprotegidos. Hoy le pidamos que nos enseñe a cuidar la vida, que nos enseñe a cuidar la vida de aquellos que tienen menos protección, que están más desprotegidos. La Virgen estuvo y estará, está cuidando y acompañando toda vida, especialmente a los que están desprotegidos. Hoy le pedimos que nos enseñe a cuidar la vida, sobretodo la de los más frágiles y vulnerables. Ante toda vida que está pariéndose, que está naciendo, aprendamos a contemplarla a ella de rodillas ante el pesebre, e imitémosla.

 

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