Madre Sofronia Erdely: Una mujer sumergida en Dios

viernes, 9 de octubre de 2020
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09/10/2020 – En “Historias de santidad” conocimos la vida, obra y legado de la Sierva de Dios Madre Sofronia Erdely, religiosa de la Orden de San Basilio Magno y fundadora de las Hermanas Basilianas en Argentina, de rito greco-católico.

Madre Sofronia nació en lo que fue Yugoslavia, llegó como misionera a nuestro país y falleció en Buenos Aires el 14 octubre de 1962. Para compartirnos una semblanza de su vida y virtudes nos acompañaron hermana Mónica Jaciuk y hermana Victoria Juszczysyn:

Hay testimonios de que tenía una fe inconmovible, nunca se quejaba cuando se les presentaban circunstancias difíciles. Su testimonio era realmente muy penetrante en las almas que la veían. Siempre sumergida en Dios, le urgía aconsejar a los demás de vivir en la presencia de Dios, ya que ella consideraba que “Dios lo ve todo y Él sabe todo“, entonces confiaba mucho en la misericordia de Dios y en la protección de la Virgen del Perpetuo Socorro”.

La Madre Sofronia era una persona muy trabajadora, amable, humilde y gentil. Una religiosa ejemplar, extremadamente pobre y desprendida. Su habitación era tan pobre que, cuando murió, no había nada que repartir. En las paredes de su celda había un crucifijo, una imagen del Sagrado Corazón y otra de la Madre Santísima, la Biblia, un rosario y , en la entrada, agua bendita. Había también un costurero para zurcir la ropa, porque ella era muy sencilla y humilde en este sentido con sus necesidades.”

También contamos con el testimonio de hermana Marta, quien tuvo el regalo de conocerla en su juventud:

“El primer contacto fue en mi último grado de primaria, yo tendría unos 12 años. Estaba haciendo sándwiches para las pupilas de contraturno y la madre Sofronia entró al comedor y me encontró solita. Tomó con sus manos mi cabeza y me dio un beso en la frente. Llegó en un silencio total, fue como un ángel que pasó.  Hasta el día de hoy  recuerdo esa ternura con que me dio ese beso en la frente y luego se alejó sin decir palabra”.

“La recuerdo ir a la capilla con pasos rápidos y cortitos. Iba tan ensimismada que parecía no estar en esta tierra. Su semblante resplandeciente y una expresión tierna y luminosa”.

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio al inicio de esta nota.