Madre Teresa de la Cruz Candamo, un regalo para Perú – Dra. Silvia Correale y Hermana María Consuelo Perales Ferrer

viernes, 30 de noviembre de 2018
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30/11/2018 – La Dra. Silvia Correale, abogada y postuladora argentina en Roma, junto a la Hermana María Consuelo Perales Ferrer,   describieron el legado espiritual de la Sierva de Dios peruana Madre Teresa de la Cruz Candamo, fundadora de las Canonesas de la Cruz.

Comenzó relatando su historia la Hermana María Consuelo, quien se encontraba también en Roma, diciendo que “Madre Teresa Calderón, nace en Lima el 19 de Agosto de 1875, sus padres fueron Don Manuel Candamo Iriarte, proveniente de una de las familias más importantes de Lima, muy destacado en la política, muy rico que llegó a ser presidente del Perú en 1903 representando al partido civil y doña Teresa Álvarez-Calderón de Candamo, también proveniente de una familia muy distinguida en Lima, quien a pesar de las contingencias políticas de aquel tiempo supo dar a sus hijos, que fueron seis, una esmerada educación, sobre todo en lo que se refiere a las virtudes cristianas”, explicó la Hermana Consuelo.

Una de las anécdotas pequeñas que luego va a trazar toda su vida y su opción por los pobres, y fuente de la congregación que va a fundar, fue cuando: <Sus hermanas que eran rubias, mientras que ella era de cabello oscuro, negro, la fastidiaban y le decían que ella era hija de negros, entonces ella se puso a llorar y bueno, vinieron a consolarla y le preguntaron porqué lloraba, seguramente porque se sentía que ella era negrita, y que no eran ellos sus papás, y ella dijo -no, estoy llorando porque esos negritos, mis hermanos, no los conozco, y dónde estarán y qué les pasará->”, recordó la hermana Consuelo.

Desde allí, -agregó la hermana Consuelo- ella perfila ese deseo, ese anhelo de estar cerca de la gente más necesitada, y es lo que va hacer toda su vida, hasta la última semana de vida, va a dedicarla a los pobres, iba a buscarlos en sus ambientes, sobretodo en Lima”, destacó la hermana Consuelo Ferrer.

“Ella no veía sólo la necesidad material, sino, sobretodo, le daba pena la pobreza espiritual, por ello veía necesario llevarle la Palabra de Dios”, explicó la hermana Consuelo.