María contemplativa del corazón humano

jueves, 16 de julio de 2020
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16/07/2020 – En el evangelio de hoy Juan 2,1-11, Jesús aparece haciendo el primer signo-milagro; ocurre en Caná de Galilea. Allí está la Virgen María, a quien hoy celebramos bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.  Ella se da cuenta que no hay vino, que la fiesta se está agüando. Ante este hecho, María hace algo muy sencillo, le dice a Jesús: “No tienen vino”.

La Virgen se corre al lugar de quien sabe ubicarse, comunica la necesidad de sus hijos y delega en el Señor la acción de resolver, socorrer.

El Señor nos pide que sepamos estar al modo de María: empáticamente, cercanos al dolor humano. Junto a quienes sufren, con la confianza puesta en Dios que es capaz de hacer mucho más de lo que nos imaginamos.

En este tiempo el Señor nos pide que confiemos. No tengas miedo de comprometerte con el clamor de los hermanos y tampoco tengas miedo de creer y confiar que en Dios todo es posible.

 

“Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Y, como faltase el vino, la Madre de Jesús le dijo: No tienen vino, Jesús le respondió: Mujer, ¿qué nos va a tí y a mí? Todavía no ha llegado mi hora. Dijo su Madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga. Había allí seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones de los Judíos, cada una con capacidad de dos o tres metretas. Jesús les dijo: Llenad de agua las tinajas: Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora y llevad al maestresala. Así lo hicieron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía, aunque los sirvientes que sacaron el agua lo sabían, llamó al esposo y le dijo: Todos sirven primero el mejor vino, y cuando ya han bebido bien, el peor; tú al contrario, has guardado el vino bueno hasta ahora. Así, en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de sus milagros con el que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.

Juan 2,1-11

 

 

 

 

 

María como una fiel hija del pueblo de Israel guarda en su corazón aquel signo grabado por Dios en Moisés cuando le da a entender diciéndole :: yo he escuchado el clamor de mi pueblo. “En mi se ha hecho eco el dolor, el clamor, el sufrimiento de mi pueblo por eso te envío”. María siguiendo la enseñanza genuina de Israel y tomando de ésta tradición su modo de ser también está atenta a los dolores de su pueblo y en éste caso al dolor, a la pena de ver frustrado el comienzo mismo de la celebración de la boda de los novios jóvenes.

Están en Caná de Galilea recién empezada la fiesta viendo que se les acaba el vino. No tienen vino, dice María. Es su mirada atenta que entra en sintonía con el clamor, dolor y sufrimiento de su pueblo desde donde María nos muestra la capacidad contemplativa de lo humano.
En la Anunciación María es una contemplativa del misterio divino, la Anunciación supone ésta perspectiva de ser una mujer en Dios atenta a su quehacer y abierta a la operatividad con la que Dios quiere hacer de ella la madre del mismo Redentor. En éste caso María aparece como Madre nuestra contemplativa del corazón humano en sus necesidades y búsquedas y en sus sueños. El peregrinar nuestro como pueblo tiene siempre como ésta conciencia de la que estamos hablando: María está atenta a nuestros clamores y por eso queremos recordar y hacer presente los clamores con los que nosotros somos bien interpretados por nuestra Madre.

A María no se le escapó en aquel momento que les faltaba vino. Esta mirada intuitiva que trasciende la racionalidad, que penetra en el corazón, que es mirada amante es la que hace de María una contemplativa de lo humano regalándonos a nosotros la posibilidad de también tenernos frente a ella para reconocer los clamores con los que hoy le pedimos que intervenga como de hecho lo hizo.

 

Mirarlo todo y el detalle

Dice el Cardenal Martini, todos tienen algo que hacer está quien en la cocina, en el servicio, en los instrumentos musicales. Solamente María ve el conjunto, el panorama y entiende lo esencial de lo que está sucediendo. Y qué está faltando?. Este es el espíritu contemplativo de María, su don de síntesis, la capacidad de ocuparse de las cosas en el detalle. Seguramente ella habrá tenido alguna obligación de ayuda material sin embargo se ocupa de cada cosa y como apoyada en un árbol según lo expresión de Teresita de Liseux contempla el panorama captando la situación.

Teresita decía de sí misma que en un momento determinado de su vida ella hacía su experiencia. Esta experiencia de que cuando sus amigos disfrutaban en la escuela del juego ella se apoyaba como en un árbol siendo muy seria en su pensar viendo de una manera distinta como declarando de alguna forma desde muy temprana edad le regalo Dios la gracia contemplativa. La gracia de una mirada profunda, amplia y en el detalle. Se puede mirar amplio y estar en el detalle. Se pude contemplarlo todo el tiempo sin que se escapen las cosas simples y sencillas. María tiene éste modo de mirar

Ve juzga y actúa: Promueve

María se entiende en clave de pueblo y en éste sentido el pueblo se encuentra fuertemente representado por María. Así es el corazón de nuestra madre que además de ser contemplativa por su empatía se hace comprometida en su acción. Es decir, no es una mirada distante, de lejanía, es una mirada que busca la transformación. En Caná de Galilea la Virgen ve juzga y actúa. También a nosotros cuando el Señor nos regala la gracia contemplativa de lo humano para poder entrar en sintonía empática con el dolor de los que están sufriendo en el mundo y ayudándonos a salir de nuestros propios mirarnos el pupo lo hace el Señor cuando es de Dios ese mirar, lo hace haciéndonos sentir con el sentir del otro y desde ese sentir juzgar lo mejor para actuar a favor de lo que el otro necesita. Es darle tiempo para quien está buscando una salida encuentre los mejores modos con herramientas que podamos compartir para salir hacia adelante. Esto se llama promoción humana que se diferencia del paternalismo y de un cierto caudillismo.

María en éste sentido busca que quien tiene necesidad se encuentre con su Hijo. Nos enseña un modo y un estilo hagan lo que les diga. Es una madre que sabe ubicarse, sabe hasta dónde llega y como llega y quien tiene la respuesta, sabe vincular y sabe correrse en el silencio para que los mismos protagonistas de la historia vayan dando respuesta a sus mismas necesidades. De esto necesitamos y mucho frente a tanto clamor popular en éste tiempo.

María pone el plus que falta porque sin duda la perspectiva que nos regala el cuadro de Caná de Galilea muestra como en dos escenas distintas el antes y después de la intervención mariana.

En el antes la reunión es una reunión como toda reunión. En el después es una reunión llena de color, de gozo, de alegría, de fiesta, de sorpresa, de milagro. María pone ese plus por su intrepidez, por su capacidad de donación, por el aroma mariano que ofrece al ambiente que rodea la celebración que es ni nada más ni menos que la presencia de su hijo. De hecho la cosa cambia cuando ella corriéndose después de haber presentado la súplica deja que el Hijo actúe, trabaje hagan lo que El les diga. Esta Palabra nos pone en sintonía con lo que el Faraón dice en el momento en el que el pueblo va pasando por mucho hambre y dijo hagan lo que José les diga. Es como una voz que suena dentro del ámbito bíblico y María como fiel a esa tradición sabe que la respuesta está en manos de otro. En éste caso su Hijo. El plus que María trae es Jesús y en éste sentido nos muestra a nosotros el modo de como obrar allí donde las carestías mas que soluciones puntuales que también son necesarias como el vino de hecho que faltaba. Lo otro que llena de sentido a lo que falta que es ésta presencia totalizante, transformadora, renovadora por parte de su Hijo. Lo que verdaderamente María aporta aquella celebración que corre riesgo de ser frustrada es la presencia de Jesús. Este es el plus. De allí que a nosotros como misioneros en éste tiempo, misioneros marianos, la Virgen viene como a ponernos en el centro de nuestro quehacer misional a su Hijo y a El ponerlo por delante en el anuncio. Lo que marca la diferencia de la intervención mariana es la presencia de Cristo en medio de la celebración.

¿Porque que es el agua cambiada en vino? Es el signo de la Alianza anticipada. Es como la Pascua anticipada. Por eso todavía no ha llegado mi hora. Una expresión del Evangelio de Juan que hace directamente referencia al misterio pascual. Cuando Jesús dice que todavía no ha llegado su hora Jesús dice que todavía no llegó el tiempo de la Pascua por eso que tengo yo contigo mujer no ha llegado mi hora. Es decir no es tiempo de ofrenda pascual. La intervención mariana hace que el tiempo pascual se adelante. El libro del Apocalipsis muestra esto claramente hablando de la segunda venida del Señor cuando dice el Espíritu y la esposa que es la Iglesia claman Maranathá Ven Señor Jesús. Cuando nosotros como pueblo nos reunimos para orar junto con María adelantamos la Pascua, el tiempo de la transformación y por eso estamos tomando éste eje de perspectiva de dolor en el corazón mismo de la humanidad para clamar con María al Padre que tu Hijo intervenga nuevamente.