María Madre de la Iglesia

lunes, 10 de junio de 2019
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10/06/2019 – Celebramos la memoria de María, Madre de la Iglesia: ella, junto a los apóstoles recibe el don del Espíritu Santo  y así confirma la gracia del anuncio de la Buena Noticia . Ella abre su corazón  para transformarse en Madre de todos nosotros.

 

Catequesis en un Minuto

 

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”.

Jn 19,25-27

Después de la fiesta de Pentecostés, que hemos celebrado, la iglesia descubre, redescubre el lugar de María en el concierto de la comunidad discipular y la pone en el lugar que le toca, es madre de Jesús, pero ahora también aparece como madre de la iglesia, ha engendrado a Cristo para nosotros, con su sí ante el anuncio del Ángel y la acción del Espíritu Santo y ahora por el lugar que Dios la pone de intersección junto a los discípulos, engendra también por obra del Espíritu Santo a todos los hijos de la iglesia.

María es madre de la iglesia, y esto quiere decir, madre de cada uno de nosotros, que somos iglesia, es Jesús desde la cruz que nos la dio como madre, es una indicación de Cristo, dice Juan Pablo II, es un mandato de Jesús para con María, y para con nosotros en la relación filial, “mujer ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre”. Juan representa a todos los que como él desean ser discípulos amados de Jesús.

Como él llevamos a María a nuestra casa, María es verdaderamente nuestra madre y el cariño y el amor, la cercanía, la ofrenda de la vida a ella como madre nuestra es un don que tiene características sobrenaturales, es decir no nos nace ser hijos de María por sangre como tampoco lo somos de Dios por sangre, sino por el Espíritu. Ella como madre, además de engendrarnos en el Espíritu como un día lo engendró también a Jesús, por obra del Espíritu, intercede continuamente por nosotros delante de su hijo y nos muestra el camino, nos muestra el por donde, y nos concede la gracia necesaria para ir por ese camino.

El camino que María nos indica, nos lo indica con la suavidad, con la ternura, con su mirada, con su llamada de atención, y por sobre todas las cosas nos lo muestra por el camino de la oración. Es ese el lugar que María revela como nuevo para los discípulos, el camino de la oración, es el camino donde se ve con claridad, donde a pesar de que a veces es un lugar de lucha, es un lugar de combate, es un lugar donde para permanecer, hay que verdaderamente disciplinarse, es decir saber darse el lugar y el tiempo, respetarlos y guardarlos, defenderlos, este lugar donde a veces parece que sentimos ante tanta actividad a la que somos reclamados, perdemos el tiempo, es el lugar donde Dios se nos muestra, se nos revela, se nos hace presente con claridad.

María nos muestra ese camino, María nos muestra el camino de la oración y también nos muestra el camino de la obediencia. En las bodas de Canaá, María aparece indicando justamente este sendero, el de la obediencia, hagan lo que él les diga, el camino de la obediencia y el camino de la caridad en el servicio, María junto a Isabel en el servicio caritativo porque ella estaba pasando por aquel momento duro, difícil de estar engendrando a un hijo en el tiempo de la vejez.

Obediencia, caridad y servicio, oración son los caminos que María muestra para que nosotros podamos desarrollar el don de la filiación con su hijo y también del encuentro amoroso y de filiación con ella.

Qué título, madre de la iglesia, lo hemos como rescatado del concilio vaticano II, y desde aquí es donde comienza como a redescubrirse esta dimensión mariana, más precisamente el 21 de noviembre del año 1964, la iglesia la proclama a María como madre de la iglesia, y desde allí celebramos su festividad.

Hoy queremos ponerla en su lugar de vínculo maternal con cada uno de nosotros y con nosotros en nuestras comunidades, en lo nuevo que ella da a luz, que ella viene a gestar, en lo nuevo que ella viene a hacer crecer en medio de nosotros. Los vínculos nuevos, las nuevas relaciones, los nuevos caminos que se abren para nosotros en el seguimiento de Jesús, la sorpresa con la que Dios nos conduce por la vida, la queremos confiar a su maternal protección.

Catequesis Completa