Marta, Marta te agitas por tantas cosas

viernes, 29 de julio de 2016
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cansancio

29/07/2016 – Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.

Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta le respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”.

Jesús le dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”. Ella le respondió: “Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.

Jn 11, 19-27

La Palabra de Dios siempre es buena noticia y siempre es actual, aún en los textos que ya conocemos como el de hoy que presenta la figura de Santa Marta en su día.

Que lindo imaginarnos entrar en esta casa de los amigos de Jesús donde viven Marta, María y Lázaro. Muchas veces se ha hecho una interpretación errada de esta escena en donde la “vida contemplativa” de María sería más beneficiosa que la activa de Marta. El texto no contrapone dos actitudes como una mala y una buena.

Ambas mujeres reciben a Jesús y le ofrecen su hospitalidad desde distintos modos. Marta es ama de casa, una mujer servicial incansable, atenta a los detalles. Seguramente habrá estado haciendo muchas cosas a la vez para que Jesús esté cómodo y a gusto. Mientras ella hace muchas cosas su hermana María está a los pies de Jesús, supuestamente no haciendo nada, aunque está bien atenta a Jesús.

Marta, marta

Marta cuando se dirige a Jesús y hace el reproche. Pareciera que quería que apruebe lo que hacía o que movilizara a su hermana. De algún modo siente que al no decirle nada a María, es su culpa de que la deje sola. Jesús con mucho cariño le hace una invitación: “«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada»”.  Jesús quiere mucho a sus amigas, y a Marta la invita a que se detenga, a que se quede con Él. Porque Jesús la quería le hace esta observación y la corrige con cariño.

El servicio en la Palabra de Dios tiene una valoración muy positiva y Marta está sirviendo. ¿Por dónde pasa entonces la corrección de Jesús? No es en lo que hace sino en el modo de realizar este servicio que de hecho le despierta este ajetreo o aturdimiento. El como se lo toma hace que se sienta “pasada” al punto de no poder detenerse a compartir con el amigo que tanto quiere y que llega a casa de visita. Jesús nos invita a estar más atentos a lo importante. Marta está agitada e inquieta y Jesús se da cuenta. Marta quiere recibirlo a Jesús pero no lo está escuchando. Jesús no duda del deseo de servir que tiene Marta ni de las tareas domésticas que son tan necesarias. Pero quiere enseñarle a dar el justo valor a las cosas.

A nosotros también nos pasa que nos preocupamos desmedidamente por tantas cosas que no son las esenciales. Estamos muchas veces como en una lucha, en una tensión posiblemente exagerada entre lo que es urgente y lo que es importante. Muchas veces con razonables justificaciones, vivimos tan ocupados y llenos de cosas que no tenemos tiempo ni para estar con aquellos por quienes estamos “tan ocupados”.

Para Jesús no hay oposición entre acción y contemplación: pero todo debe tener su raíz profunda en la escucha atenta de la Palabra de Dios. Así podemos llegar a ser “contemplativos en la acción” o “activos en la contemplación”.

Tenemos que tener cuidado del activismo, de perdernos en lo que hacemos generando un vaciamiento interior. Es verdad que hay tiempos de mayor actividad, pero lo importante será tratar de hacerlo en el Señor, porque sino la poca o mucha actividad, me van llevando a la queja y el agotamiento. El Papa Francisco decía a los curas que del cansancio se sale descansando pero del agotamiento no, es diferente, algo más hondo y tiene que ver con el desánimo.

Mirando esta escena podemos preguntarnos ¿Por qué hago lo que hago? Mis acciones pastorales y servicios, ¿por qué o por quién lo hago?.