“Por más que esté presa, una persona no pierde su dignidad”, recordó monseñor Juan Carlos Ares

sábado, 25 de abril de 2020
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25/04/2020 – En relación a los motines y revueltas vividas en los últimos días en distintos penales del país, monseñor Juan Carlos Ares, titular de la comisión episcopal de Pastoral Penitenciaria, recordó que “toda persona en cualquier situación, por más que haya delinquido, no pierde su dignidad como miembro de la familia humana ni su condición de hijo de Dios”. El obispo auxiliar porteño destacó que “ayer viví un día muy angustiante con lo del motín de Devoto, Soy de ir habitualmente a este penal federal y conozco a muchos presos y a sus familias. Gracias a Dios, hoy se inició una mesa de diálogo en la única cárcel que tenemos en la ciudad de Buenos Aires”.

“En la Carta a los Hebreos, la Palabra de Dios dice que nos tenemos que acordar de quienes están presos como si nosotros estuviéramos con ellos. Como dice el papa Francisco, esta pandemia nos hace caer en la cuenta que somos frágiles, estamos todos en la misma barca y nadie tiene mayor importancia que el otro. Todos tenemos que remar juntos. Y lo que pasa en las cárceles es reflejo de lo que vive la sociedad”, expresó monseñor Ares.

El prelado indicó: “Un preso dentro de una cárcel no se puede mover con libertad, depende del afuera. Si no tiene los elementos de higiene y limpieza, no puede hacerle frente a la pandemia. Incluso antes de que comience la cuarentena, los internos fueron los primeros en pedir la suspensión de las visitas familiares, para proteger a sus seres queridos. El hacinamiento y la falta de insumos básicos que ya existía en las cárceles argentinas se ha agravado con la emergencia sanitatia, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. En los penales bonaerenses está la mitad de los presos que hay en toda Argentina”.

Consultado sobre cuál es su oración personal ante esta dura realidad que se vive en los penales, dijo que “cuando hablo con Dios, me pongo en la piel de cada hermano preso y me acurruco delante de la Virgen y le pido que con su manto y su caricia haga aquietar la violencia y la ansiedad que pueda tener esa persona. Rezo el salmo 130 cuando dice “Modelo mis deseos en brazos de mi Madre”.Como un bebé que al principio llora y hace berrinche, pero en cuanto experimenta que está María se va calmando”.

Ayer, la comisión episcopal de Pastoral Carcelaria expresó su “dolor y gran preocupación” por la situación de los presos en el contexto de la pandemia por el coronavirus y, ante algunas protestas y situaciones de violencia en los penales, se ofreció a facilitar espacios de diálogo para “buscar caminos posibles” de solución en medio de la emergencia sanitaria. “Las situaciones de violencia, abandono, indiferencia, egoísmo, olvido y división provocan lesiones casi mortales en una sociedad como la nuestra que ya no soporta más atropellos a los derechos humanos”, advirtieron. “Con dolor, gran preocupación y apoyados en la oración como pastores del pueblo de Dios volvemos a ofrecernos, como en tantas mesas de diálogo, para buscar juntos caminos posibles ante esta emergencia sanitaria; sobre todo para con los más desprotegidos y vulnerables”, sostuvieron.

En la declaración “Acuérdense de los que están presos”, título tomado de la carta a los Hebreos, los obispos advirtieron que en el actual contexto “las cárceles y complejos penitenciarios son uno de los ámbitos que en esta situación merecen mayor cuidado y atención, no sólo por ser espacios de encierro sino, y sobre todo, por el hacinamiento en que se vive hace años”. “Ante hechos inéditos se hace más urgente el cambio y el adoptar medidas extraordinarias ya sea de parte del Estado, no solo el poder judicial y la seguridad, sino todos los poderes del Estado, como así también la sociedad en su conjunto que deberá acoger y brindar protección a aquellos que deban realizar responsablemente el aislamiento social necesario con las medidas establecidas por el propio Estado para seguridad de todos”, pidieron. La Pastoral Carcelaria, junto con sus agentes pastorales renovaron su compromiso para brindar dentro de sus posibilidades “el cobijo para que todos podamos “remar juntos” ante la tempestad de esta pandemia”.