¿Porqué nos cuesta estar solos? Según la hermana Érica Godoy

lunes, 1 de abril de 2019
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01/04/2019 – “Si no puedo estar solo es porque no estoy cultivando la vida interior”, expresó la hermana dominica Érica Godoy del Monasterio San Alberto Magno, en Lavalle, Corrientes, en torno al tema “El desafío de la espiritualidad contemplativa”.

¿Cómo sostener el llamado a la vida contemplativa?

En este sentido, la hermana Érica indicó que “Mucha gente nos pregunta si nos aburrimos pero se sorprenden al vernos felices”. “Esto es obra del Señor, yo siempre digo que esto es una cuestión de amor, porque cada uno tiene una misión, un llamdo”.

“El Señor nos regala esta vocación y la vida contemplativa, como la vida religiosa, es su obra”, recalcó. “Dios nos regala estas aptitudes, este gusto, porque el Señor no es un Dios severo, Él nos conquista desde el amor, es un gran conquistador”.

Por consiguiente, comparó el llamado al matrimonio con el de la vida religiosa, diciendo que “Es lo mismo cuando alguien decide casarse y tener una familia, muchas cosas no podrá hacer más, si realmente ama a su familia y entendió bien cuál es la misión y sus hijos, va a sacrificar muchas cosas, pero por amor, bueno, nosotras también”.

Asimismo reveló que “Nunca en mi vida quise ser monja, no tenía idea de lo que era ser monja contemplativa”. “Y cuando estuve buscando mi vocación, después de una gran conversión, asocié silencio y monasterio y aparecí en estos lugares, es un llamado”, destacó la religiosa.

Y aclaró también que “No es nada desagradable, es muy linda la vida contemplativa -dijo- cuando el Señor te regala esta vocación, y la vocación es un misterio”.

La gran misión del contemplativo

“Y la gran misión del contemplativo es la oración de intercesión”, confesó. “Todo ofrecido en el sacrificio de Cristo en la cruz, realmente desde la fe, -y yo estoy convencida por eso persevero en mi vocación- estamos salvando al mundo”, expresó con una marcada sencillez la hermana Érica.

“Para que ustedes entiendan esta pasión por la vida contemplativa, cuando uno es joven tiene la ilusión de querer cambiar el mundo, yo les explicaba a algunos jóvenes: <Realmente les aseguro que yo estoy convencida que dando mi vida aquí encerrada, que no es nada desagradable -aclaró- estamos salvando al mundo>”. “Cada uno lo está haciendo, cuando colabora con Dios a salvar el mundo”.

“Somos también como un signo, como un faro, y lo que hace el faro es orientar, y lo único importante es la vida eterna, es como que nosotros somos ese faro que decimos… mirá acá hay otras cosas más importantes”, indicó la hermana Érica.

En el monasterio se vive un clima de paz

Al respecto, la hermana Érica dijo que “En nuestra vida creamos un ambiente de paz, hay silencio, es fundamental, es la letra A, la letra B, es este espacio donde nadie ingresa, es lo que se llama la clausura, para custodiar este ambiente de silencio, y la letra C, es la soledad, para mucha gente la soledad es fea, pero para las personas que cultivamos la vida interior y le damos espacio a Dios la soledad es fecunda”.

“Vivimos una vida comunitaria muy intensa, hay un ambiente de paz, nadie corre en el monasterio, vivimos en un ritmo contemplativo”. “Vivimos como una vida derramada, dedicada íntegramente al Señor, aunque nuestra vida no es productiva a los ojos del mundo”, concluyó la hermana Érica Godoy.