Que la mirada del Rey traspase nuestro orgullo y deseos de poder – Padre Ángel Rossi

viernes, 23 de noviembre de 2018
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23/11/2018 – El Padre Ángel Rossi reflexionó en torno a la fiesta de Cristo Rey, y al poder mirado desde el mundo.

En este contexto, trajo a colación el encuentro del G20, que según el mundo son los más grandes en el poder. Y en este sentido, el Padre Ángel se preguntó: ¿Cómo me gustaría a mí que sea el título o el lema de este encuentro?

“Y como dice el Papa -indicó- que sea un salir al encuentro de las heridas del hombre, y quien tiene poder puede hacerlo, ciertamente, en el grupo de esos veinte y de los países que los representan, tienen la posibilidad de curar muchas heridas”.

“Por eso sería lindo que esto ocurra, pero para eso hace falta valor, hace falta una sana y humana utopía”. “Un mundo que ofrezca esperanza de vida”, señaló el Padre Ángel.

“Ojalá que esto no sea solo utopía y que los reyes del mundo se junten… Ojalá ellos y nosotros como Iglesia nos animemos a vaciarnos de la nada, de ese poder que se expresa en el dominio de los otros.. que se expresan en lujos desmedidos, que nos animemos a la mirada del que traspasaron”, reflexionó.

Y nos invitó con su reflexión a “Alzar los ojos, levantar los ojos al Crucificado”.

“Propio del rey -ejemplificó el Padre Ángel Rossi- es criticar y dar órdenes y Jesús es silencio.

Propio del rey es tener todo en sus manos y el Señor tiene las manos atadas.

Propio del rey es tener trono, y el trono de Jesús es la Cruz”.

Continuó soñando en voz alta, el Padre Ángel: “Ojalá los poderosos, y todos podamos reconocer que quizás estamos lejos, de este Rey, de este Crucificado. Pidamos que él traspase nuestro orgullo, de este instinto de imponernos, de hacernos valer. Vamos a pedir la lógica del amor, todos necesitamos levantar la mirada al traspasado”.

Finalmente, el sacerdote jesuita pidió que sea el Señor el que nos ayude a realizar este discernimiento. Y citó a San Juan de la Cruz, que decía: <Ojos altos, manos juntas, pies desnudos>. “Ojos altos mirando a Dios, manos juntas orante, y pies desnudos tocando la realidad que nos toca vivir”, concluyó el Padre Ángel Rossi.