“Una señal de perdón”

jueves, 16 de agosto de 2018
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16/08/2018 – Esta historia nos anima a reflexionar acerca de la importancia del perdón, que sana los corazones heridos e invita a la reconciliación:

“El tren corría por la vía a toda velocidad como buscando las estaciones a las que se acercaba. Entre el bullicio que había en el pasillo, nadie reparó en un joven que estaba con el rostro entre las manos. Cuando levantaba el rostro, se veían en él las huellas de la tristeza, el desencanto y la preocupación.

Después de varias estaciones, un señor mayor que estaba sentado frente a él, se animó a preguntarle cuál era el motivo de su turbación:

Verá, en mi adolescencia, era muy rebelde y no hice caso a mi madre que me aconsejaba que dejara las malas compañías. En una de mis andanzas, en una pelea, maté a una persona. Fui juzgado, condenado a diez años de cárcel y cumplí la sentencia en un presidio lejos de mi casa. Nadie me escribió durante todos esos años y todas las cartas que envié no obtuvieron respuesta.

Unos meses atrás, – prosiguió el joven – cuando supe que me iban a liberar le escribí a mi madre una carta en la que le dije que sabía lo mucho que había sufrido por mí en estos últimos diez años. Le dije que había sido un mal hijo y que entendía su silencio. Le comuniqué que al cabo de unos pocos meses saldría en libertad y que deseaba regresar a casa.

No sé si me estarás esperando,  le dije , por lo cual te pido que me des una señal que me permita saber que me aceptas. ¿Te acuerdas del peral que hay en la estación de trenes? Yo voy a comprar un pasaje que me lleve más allá de nuestro pueblo. Si me has perdonado y aceptas que regrese a casa, pon una cinta amarilla en ese peral. Cuando yo pase en el tren, si la veo, me bajaré y si no, sabré que no me has perdonado y seguiré de largo. Te aseguro que si no veo la cinta amarilla, nunca más te molestaré.

Ahora que nos estamos acercando a la estación en la que me debería bajar, – prosiguió el joven – tengo mucho miedo. ¿Podría usted hacerme el favor de mirar y decirme si ve una cinta amarilla en el árbol?

El tren fue avanzando, cuando de repente, el señor que estaba mirando por la ventanilla, gritó lleno de alegría:- ¡Mira, mira…!

Alzando los ojos surcados por las lágrimas, el joven no podía creer lo que estaba viendo: contempló el espectáculo más hermoso que podían ver sus ojos.

El peral no tenía una cinta amarilla, tenía cientos de cintas amarillas y no solo eso, todos los árboles del pueblo estaban colmados de cintas amarillas.”