Vivir en clave de servicio

martes, 26 de junio de 2007
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“No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas a los puercos no sea que las pisoteen, se enfrenten a ustedes y los destrocen”

Mateo 7; 6

¿Cómo es mi servicio?¿Cómo es mi tarea?¿Está realmente mi vida al servicio, estoy decidido, estoy dedicado, estoy entregado o estoy usando la vida, al prójimo, las personas que me rodean, relacionándome en la medida que me benefician, en la medida de mis mezquindades, haciendo de mis tristezas, angustias y desilusiones una persona que está como víctima, mendigando la vida de los demás? eso hace que no vivamos nuestra vocación profunda a vivir tendidos al servicio como lo hizo María, como lo hizo Jesús, como tu papá, tu mamá, tus abuelos y tantas personas de las que tenes tanto que aprender, un cambio profundo de la sociedad parte de un cambio profundo de los corazones que en ves de medir la vida y traerla a la medida de cada uno hace que se despierte en uno la decisión de ponerse al servicio de los demás.

A veces hay paisajes de la vivencia humana que uno contempla, paisajes que son los comportamientos de las personas que es el mas rico de los paisajes con sus luces y sombras, la persona tiene la vivencia que toca lo mas profundo del corazón y que puede despertar la mayor de las admiraciones, yo puedo estar muy admirado por un atardecer pero mas admirado voy a estar por el sentir de una persona, por el pensar, el dar, por el acto de altruismo, de bondad, por la alegría, por la creatividad, por la dulzura que tiene una madre, por la actitud de acogida y de contención de un amigo, eso va a provocar algo mucho mas profundo en el corazón cuando uno contempla.

¿En qué se concreta mi actitud de servicio, en el hacer? A veces hay gente que dice yo me siento bien porque puedo hacer cosas por los demás, es lindo por un lado pero no hay que quedarse ahí porque muchas veces ese pensamiento está denotando una carencia, es como que la persona no tiene motivos para vivir si no tiene algo a mano para hacer, entonces el desafío de ser personas es descubrirnos amados, valiosos, y que esto nunca termina hay que volver a hacerlo todos los días, y el día tiene un sentido mas allá de lo que tenemos que hacer, de con quienes estemos o no estemos, mi vida siempre tiene un sentido porque fuimos creados por amor, por eso la gran manera de realizarse de la persona es en clave de servicio, quitando esta clave se niega a la persona la posibilidad de estallarse, de crecer, de ahondar, de madurar, de descubrir la vida y descubrirse amado, valioso.

Lo importante de una persona no esta en lo que hace sino en su actitud interior, su disponibilidad, a veces mas importante que hacer algo por otro es dedicarle tiempo a otro, es mas importante que nos descubramos que somos capaces de escuchar, de contener y que podemos dar un paso de acercamiento para acompañar en clave de servicio, cuántas personas nos están necesitando que no nos van a decir vení que te necesito, me siento solo, tengo tristeza, nosotros tenemos ojos, olfato, sensibilidad, corazón, tenemos intuición, tenemos capacidad de percibir la realidad, porqué no compartir, ayudar a que el otro pueda compartir desde lo profundo de su alma y tratarlo con mucho cariño, respeto, es el regalo que Dios me ha hecho en este día, en el encuentro con esta persona que percibo que tiene una necesidad, el gesto cercano, afectuoso, el ejercicio de la autoridad de amar, la autoridad que no es una imposición, es un elemento que se usa para ordenar el servicio, ejercer esa autoridad, amar con decisión, eso significa que voy a dar el paso hacia esa vecina/o, hacia ese compañero de trabajo, este hijo, esta mamá, este abuelo, este sacerdote de mi parroquia, este laico, aquel hombre que pasa por el camino, este señor que tiene de todo pero tiene la mirada tan triste, vivir en clave de servicio es el desafío.

Mucha gente violenta su propio biorritmo, un orden saludable del día tiene así mismo un efecto terapéutico sobre nosotros y nos hace rendir mas, disponemos las horas para la oración y el trabajo de manera tal que respondan a nuestro ritmo natural, entonces no tendremos que obligarnos una y otra vez a algo que contraríe nuestro ser, quien durante mucho tiempo aplica un orden del día saludable podrá experimentar cómo le hace bien tanto al cuerpo como al alma, el reza y trabaja benedictino significa en ultima instancia que una vida espiritual saludable no es posible sin un estilo de vida saludable.

Viví intensamente hasta el último momento de tu vida porque la vida no se termina nunca, una vida que empezó es para siempre, que maravilla que podamos decir esto desde la fe una vida que comienza es para siempre, cómo para siempre si se mueren las personas, no las personas no se mueren una vez que nació va a vivir para siempre, si algo en lo que Dios va a comprometer e hipotecar su Palabra creadora y su verdad, “Nos hiciste para ti Señor, nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti” decía San Agustín, y nos lo sigue diciendo porque está vivo por eso nosotros le rezamos, nosotros no le rezamos a los muertos, las personas están vivas y Dios crea a las personas.

La persona que empieza nace y se despierta para toda la eternidad, desde la fe comprendemos que la vida no comienza en el vientre de la madre sino el corazón del Padre desde toda la eternidad amado y es para siempre ese vivir, por eso nosotros los cristianos nos interesamos en vivir, y desde esta catequesis en actitud de servicio, de entrega, de oración, de disponibilidad, de acompañar, de edificar, de orientar, de dar palabras orientadoras, de ayudar a mirar, de mirar juntos el horizonte, por eso nos interesa ordenar nuestra vida, ver qué queremos de nuestra vida, tenemos un sentido de lo que hacemos cada día no vivimos al vicio porque hemos venido a la vida, porque nos hemos despertado.

Da mucha tristeza ver gente que vive al vicio, que está triste, que no sabe qué hacer con sus dones, que está encerrado en su propio mundo mezquino, solo pensando en que la vida no lo favorece, no se puede vivir así, eso es una mentira, es una manera trágica de definir la existencia, negándola a esa necesidad de vivir para siempre que nos la puso Dios, no deja de ser un acto de soberbia, de rebeldía, de desprecio, de ingratitud, que importante es poder decir desde nuestra fe, desde nuestra experiencia: Padre, hermanos, hoy me he levantado para vivir para siempre y no quiero vivir solo para hoy porque mi vida es para siempre, mi vida de hoy tiene un orden, tiene opciones, tiene renuncias porque tiene un sentido definitivo porque me interesa ese para siempre y porque además el hoy en cada momento, en mis acciones, en mis elecciones, en mis afectos, en mis decisiones estoy también jugando mi destino y mi eternidad.

Porque mi vida una vez que viene al mundo es para siempre, un consuelo para todos aquellos que han perdido a sus seres queridos, no un consuelo en el sentido vulgar sino en el sentido de la consolación de Jesús, un consuelo, es decir la clara comprensión de que aun aquellos que ya no están conmigo están con el Señor, mi vida es para siempre por eso cada paso está ordenado, por eso mi vida tiene un orden para no gastar mi vida en las circunstancias que me la roben, yendo desesperadamente y manoteando lo que pueda, teniendo objetivos claros, reflexionando, escuchando y orando.

Esa reflexión, ese orden de vida nace del descubrimiento de mi diálogo con mi Padre Dios, diciéndole al comienzo de la jornada: Señor qué querés de mí hoy, y yo estoy dispuesto, decime lo que querés de mí, por eso mi vida tiene un orden, no se puede vivir de cualquier manera, hay que tener una fidelidad así mismo, se fiel a tu conciencia, a tus valores, a tus principios, ordena tu vida conforme a ello, de esta manera se cumple lo que dice San Agustín: “Ayúdate y Dios te ayudará”, no tengas miedo de ponerte un orden, no orden para lo que no entre dentro quede fuera puede que mi orden tenga que estar abierto porque Dios me está pidiendo otras cosas nuevamente, siempre dócil como María.

Hemos encontrado la perla de la fe, no es para hacer con ella cualquier cosa de nuestra vida, sino para dar un sentido en el presente y con un destino de eternidad, abrazamos a Dios desde ya.

En la teología cuando hablamos de la relación con Dios, del cielo y de la vida eterna decimos que la vida de Dios en el presente participamos de ella por medio de lo que llamamos la gracia, que es la participación en la vida de Dios y que esa gracia que es la manera que Dios ha creado para inteligente y sabiamente estar como Padre con sus hijos, el dar sentido a la vida, ordenar los pasos de la vida de sus hijos hacia la eternidad, esa gracia es la plenitud de Dios ya aquí en la tierra, por eso vamos tendidos hacia lo definitivo.

Que lindo que hoy mis pasos tengan un sentido, qué quiero hacer hoy, cuáles son mis responsabilidades, cómo las quiero hacer hoy, y que lindo que si no tengo claro todo, tengo claro algunas cosas, si no sabes que tenés que hacer pregúntale a Dios en algún momento de oración, trata de ver tus responsabilidades, si no puedes entender o te sientes atraído por diversas cosas trata de ver qué es lo mas carente, qué es lo que mas necesitaría de ti, qué es lo que tendría un orden primero, qué es lo que está clamando más.

Tratá de ver lo concreto, porque Dios está en lo concreto, pero trata de dar una opción, un sentido a tus pasos, ordenar tu vida para no cansar tus energías, para no sentir que llegas a la noche como desparramado queriendo recoger tus cosas y no te alcanza tu canasto para meter todo adentro porque estas todo desparramado, un cierto orden de vida es muy saludable y es propio del que ama tener un orden, tener prioridades, opciones, pero también tener disponibilidades y apertura, Dios nos ha dado la perla de la fe, no seamos como los chanchos que no saben valorar las perlas, Dios nos ha dado su propia existencia, la gracia de vivir, nos ha dado su Espíritu, nos ha dado a su Hijo, nos ha identificado con él, nos ha hecho para siempre, animados por el Espíritu ordenamos los pasos de cada día, ordenar mi vida conforme a un sentido de la vida.

Como se ordena una vida, teniendo en cuenta una actitud fundamental, he vivido y estoy para servir.

El que no vive para servir, no sirve para vivir, entonces una disposición fundamental de mi vida, no mirar todo para que venga a mí, ese es un cambio grande que hay que hacer para ordenar la vida, el primer orden es yo para los demás no los demás para mí, yo para la comunidad, en vez de estar esperando que los otros den el primer paso yo quiero dar el primer paso, en vez de esperar que los otros se hagan cargo de esto yo voy a ver en qué puedo colaborar, en vez de esperar que me estén llamando y pidiendo yo voy a tener la iniciativa y me voy a acercar, en vez de que me vengan a pedir yo me voy a ofrecer, vivir en clave de servicio, dejar de ser egoísta.

Impresiona ver cuánta tristeza hay en los corazones cuando vivimos el egoísmo en este sentido, cuando las personas viven así dicen no me tuvieron en cuenta, nadie me llamó, nadie me dijo nada, que manera mas triste de vivir, que manera de exigir, es una soberbia, estoy exigiendo a los demás, porque no me pongo yo al servicio de los demás, no sería mas saludable, no habría mas alegría, más sorpresa, no tendría mas creatividad mi corazón, toda esa tristeza, esa angustia, esas ganas de morir, ese sentirme solo y abandonado del mundo que nace todo de mi experiencia de someterme a mi egoísmo, todo eso no existiría en mi corazón si yo decidiera mirando a los ojos a Dios cada día estar al servicio, dar el primer paso, ofrecer el perdón, dirigir la palabra, poner mi talento al servicio, no voy a esperar que vengan yo quiero ir al encuentro de mis hermanos.

El Papa Juan Pablo II decía: “Apostar a la caridad, no olvidarse que nadie puede quedar excluido de nuestro amor”, la única manera de hacer presente el reino de Dios es amando, no quiere decir que si tengo dificultades para aceptar ya no amo, no, tenes dificultades pero otra cosa es no amar, no amar es traer la medida del mundo a mi medida, trayendo la relación con los demás de un modo egoísta, utilitarista, nadie debe quedar excluido de mi amor es la provocación vencer el germen principal de la cultura de la muerte que es el egoísmo, es un trabajo que no se termina nunca, por eso en la fe se hace un camino en el que hay que pasar por una senda angosta, es mas fácil ir por el camino ancho, cuesta abajo, el camino del amor es siempre una puerta angosta, nadie puede quedar excluido de nuestro amor, esta es la nueva cultura que tenés que sembrar con la fuerza del Espíritu Santo.

Dice el Papa: “Desde el momento de la encarnación el Hijo de Dios se ha unido a cada hombre nadie puede quedar excluido de nuestro amor”, si es que somos de Cristo, ateniéndonos a las indiscutibles palabras del Evangelio en las personas de los pobres hay una presencia especial suya que impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos, mediante esta opción se testimonia el estilo del amor de Dios, su providencia, su misericordia y de alguna manera se siembran en la historia aquellas semillas del reino de Dios que Jesús mismo dejó en su vida terrena atendiendo a cuantos recurrían a él para toda clase de necesidades espirituales y materiales.