“Vivo en el monte santiagueño con el corazón abierto a la misión”, dijo la joven Sabrina Briyiski

sábado, 4 de mayo de 2019
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04/05/2019 – La joven de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Sabrina Briyiski, más conocida como “Sasi”, colabora con la misión de la parroquia y santuario Santo Cristo, en la localidad de Santos Lugares, de la diócesis de Añatuya (Santiago de l Estero). “Tengo 28 años, soy parte de la comunidad parroquial de Santa Magdalena Sofía Barat del barrio porteño de Agronomía. Hace varios años que mi corazón se fue inclinando hacia la misión, a compartir a Jesús con mis hermanos y vivir en la cotidianeidad el Evangelio. Fueron muchas las tierras de misión a lo largo de mi vida, pero desde hace ya unos años que la diócesis de Añatuya se convirtió en mi casa. Primero en el año 2016 estuve en Santos Lugares, viviendo 6 meses allí en busca de esa voz de Dios que me guiara por donde continuar. Al regresar, seguí acompañando este deseo de vivir la misión como estilo de vida junto con la oración y los sacramentos. Luego de una búsqueda profunda y de tocar diferentes puertas, la Arquidiócesis de Buenos Aires, junto con mi parroquia de origen y la comunidad de Iglesias Hermanas, me han enviado desde julio del año pasado nuevamente a la Parroquia El Santo Cristo, en Santos Lugares, ya no como un proyecto personal, sino como un ser iglesia, como un encuentro entre dos Diócesis que se hermanan y comparten recursos”,  relató Sasi.

Briyiski relató que “la parroquia se encuentra emplazada en el monte santiagueño, cuenta con 53 comunidades distribuidas en 80 kilómetros a la redonda. El equipo pastoral estaba compuesto por 3 hermanas y 2 sacerdotes; pero actualmente somos el párroco y yo. La tarea que se realiza, es lo que buscaba en un principio, vivir con el corazón abierto a la misión día a día. Hay muchas cosas para hacer y de diversa índole. En primer lugar, cada comunidad tiene su animador, aquella persona que abre la capilla, que convoca a la gente y que ayuda muchísimo en la tarea diaria. Al ser tantas comunidades se hace imposible ir a todas con asiduidad, prácticamente se va 4 o 5 veces al año a cada una de ellas. Mi tarea como misionera es salir en moto para acompañar al animador, ir a celebrar la palabra y llevar a Jesús en la Eucaristía. También visitamos las escuelas, son alrededor de 30 escuelas primarias ubicadas en diferentes parajes. Vamos acompañando a los maestros que muchas veces dejan a su familia durante toda la semana para dar clases a los niños de la zona. Sólo tiene luz eléctrica la comunidad de Santos Lugares, las demás comunidades tienen falta de suministro, como también de agua potable y gas. La tierra es salitrosa, los días de lluvia no se puede salir, ya que son intransitables los caminos, lo que es una de las dificultades más grandes que tenemos. Sin caminos se complica mucho el tema de la salud y la educación”.

Sasi también contó: “El colegio secundario de toda la zona, se encuentra en Santos Lugares, pertenece al obispado y funciona allí una residencia. Actualmente tiene 200 alumnos de los cuales 180 aproximadamente son de comunidades de las afueras del pueblo, por lo que se quedan a dormir durante toda la semana. Ahí puedo ser testigo de la gracia y la providencia de Dios para dar de comer a tantos jóvenes y que nunca falte nada. Soy coordinadora de pastoral y profe de formación cristiana en 3 cursos. Es agrotécnico, por lo que los jóvenes salen con título de técnicos agropecuarios, luego de 6 años de estudio. Nuestra zona se destaca por tener una religiosidad popular muy marcada, un amor a María bajo la advocación de la Virgen de Huachana, y al Señor de la Salud, patrono de la parroquia. Intentamos darles un sentido a esos signos propios, como el tomar gracia de la imagen, alumbrar al santo, llevar flores a los cementerios y celebrar misas para los difuntos”.

“En cuanto a la diócesis, me ha abierto las puertas de par en par, actualmente estoy en el equipo diocesano de misión y acompañando desde aquí a los jóvenes. También participamos de lo que llamamos la Semana de pastoral, donde sacerdotes, religiosos y misioneros nos juntamos para compartir el camino que vamos haciendo en Añatuya. Por otro lado, quiero contarles que la casa donde vivo está disponible para la experiencia misionera; en lo que va de mi estadía han pasado 3 jóvenes, compartiendo la misión y la vida junto a los lugareños, durante un lapso de tiempo. El trabajo es abundante, pero siempre hay tiempo para la vida fraterna, para compartir unos mates, un almuerzo, una cena, para detenernos sobre la marcha de nuestro día. Los jóvenes del secundario de Santos Lugares salen con título de técnicos agropecuarios. La necesidad es mucha pero el mayor desafío es desde nuestro ser cristiano, devolver la dignidad de la persona que muchas veces fue saqueada y pisoteada. Dejamos que Dios actúe en nosotros y nos haga cada día humildes portadores de la buena noticia, también aprendiendo poco a poco a respetar los tiempos, a calmar las ansiedades y caminar juntos porque de eso se trata la misión, ir caminando juntos compartiendo la buena noticia de Jesús Resucitado y presente con los que están a la par nuestra”, sostuvo la joven porteña.

Por último, Sasi nos dejó esta bella oración:

Jesús, hoy pongo en tus manos mi vida.

Desde el inicio de ella me acompañaste y me guiaste,

a veces mostrándote muy cercano, otras,

a través de aquellas personas que me pusiste en el camino,

y muchas desde el silencio y la espera a mi respuesta.

Siempre fuiste paciente,

amándome en mis ritmos y mis miserias,

en mis debilidades y mis negaciones.

Te doy gracias por seguir llamando

a pesar que muchas veces quiera hacer oídos sordos ante tu propuesta,

te doy gracias por elegirme,

por llamarme por mi nombre y enviarme a ser compañía

cerca de tus hijos muy amados,

aquellos que se encuentran más alejados,

esos a quienes nadie ve.

Gracias por cada persona que me confías,

en ellas descubro el valor de la vida,

de la sencillez y del compartir eterno.

Gracias por la felicidad que das a mi vida cada día.

Amén.