Volver a la sencillez de Nazareth

miércoles, 26 de agosto de 2015
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Familia de Nazareth1

26/08/2015 – ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: ‘Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas’! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!

Mt 23,27-32

¡Bienvenidos a la Catequesis! Hoy Jesús sigue cuestionando a los fariseos hipócritas y nos cuestiona a nosotros. ¿Qué…

Posted by Radio María Argentina on Miércoles, 26 de agosto de 2015

El Señor nos sigue invitando a centrar en una verdadera espiritualidad, alejada de las prácticas hipócritas fariséicas. Jesús nos invita a una verdadera conversión personal y comunitaria. Somos hoy, por así decir, actualizadores de estas actitudes hipócritas y fariséicas que Jesús hoy con tanta firmeza condena. Estas actitudes evitan el verdadero encuentro con el Dios vivo que se nos hizo cercano. En lugar de ser religión (unir con Dios) se transforma en fabricación humana.

Ayer veíamos como el Papa advierte sobre dos posibles errores: el gnosticismo y el pelagianismo.

Bergoglio, cuando era obispo, decía a los catequistas (Conferencia-1997-Cristo-y-el-hombre) que el problema fundamental hoy no es de ateísmo no es que el hombre no crea en Dios, sino que el hombre le propone a los creyentes una deformación de Dios y de la religión y eso es un paradigma de nuestra cultura. Creemos en Dios “Teísmo” pero no bien, y entonces usamos el nombre de Dios renunciando al Dios verdadero, y sobretodo, lo hacemos porque el hombre quiere fabricar también a Dios. Así negamos al Verbo de Dios hecho carne, fabricando nuestro propio Dios.

Es lo que en la 1 Carta de San Juan habla del anticristo, fabricar un dios y una religión espiritualista. Así se convierte en una ideología que tiene un saber del hombre, no iluminado por Dios. Es como si fuera un maquillaje. la verdad se suplanta por el consenso; los maestros ceden lugar al publicista; la pastoral se transforma en marketing; y no es de extrañar que los modelos terminen siendo “las modelos”. Por supuesto que por aquí se entra en el sinuoso mundo del relativismo, que termina siempre en un narcisismo: un repliegue subjetivista sobre los valores comunes. Es una religión tipo spray que encontramos en la góndola de nuestros supermercados. Son intimismos psicologistas que al hombre de hoy termina por fascinarlo. A esto le llama gnosticismo. Mi única preocupación es que con esta seudo deformación de la religiosidad yo me siento bien. Esto atenta a la identidad cristiana porque el cristianismo tiene un doble movimiento: soy amado para poder amar.

Nosotros nos abrimos al don, Dios nos primerea… no fabricamos la religión sino que somos salvados por Dios. Quizás la clave para poder entender el drama de los hipócritas fariseícos es que no somos capaces de abrir nuestro corazón al Señor. Dios viene a nuestro encuentro cada día y lo único que pide es que lo recibamos.

Es notable como el Papa Francisco comentando este evangelio, dice que Jesús claramente pone palabras duras sobre estos astutos pero peligrosos pecadores que siempre se creen que son justos. Han optado por el camino de la hipocresía, no por el camino de Jesús. Por eso a estos hombres les gusta alardear de ser justos, son astutos, les gusta la vanidad, el poder, el dinero, pero sobretodo son hipócritas por fingen convertirse pero es mentira. El preferiría mil veces a los pecadores en vez de los hipócritas, porque al menos el pecador dice la verdad sobre sí mismo, en cambio el hipócrita lo que hace es alardear “te agradezco Señor porque no soy pecador y porque soy justo”. Le importa simplemente aparentar.

Mirar a Jesús en Nazareth

Hay personas que viven en la apariencia y en la fachada, pero en el corazón está lo verdadero. En Nazareth Jesús nos dejó una hermosa enseñanza. “Vuelvan a Galilea” nos dice Jesús. Es el lugar del primer amor. Pero también nos puede hacer bien volver a Nazareth, el tiempo de la vida oculta de Jesús, en donde no hubo apariencias. Casi nos escandaliza Nazareth, 30 años de la vida oculta de Jesús, donde aparentemente no pasaba nada extraordinario.

En Nazareth el rostro de Dios se nos revela el rostro de Dios en un hombre sencillo de un pueblo simple. Allí se nos confirma el rostro de Dios, el de la historia, el que no reina desde un trono en lo alto sino que se abaja a un pueblo desconocido de la Biblia, en una región periférica, alejada de los centros de poder, lejos de las encrucijadas de las ciudades paganas. Nazareth es la antítesis de ese Mesías esplendoroso que se esperaba. Llegó desde el lugar menos esperado. Así es Dios: el Todopoderoso lleno de misericordia, el Altísimo que se abaja a nosotros. “Ustedes me llaman maestro y Señor y tienen razón porque lo soy” pero es el Señor que nos lava los pies y si queremos ser como Él tenemos que imitarlo.

Con Jesús en Nazareth se presenta de manera novedosa, “cargó el mismo nuestra debilidad”. Al hacerse presente en Nazareth busca lo más profundo, lo que menos tiene apariencia. Así es nuestro Dios y así lo va a ser siempre. ¿O a caso un pedacito de pan no era el signo más sencillo que había encontrado?.

Por eso un hombre que tanto amó Nazareth, como Charles de Foucauld, encontró ahí el lugar para identificarse con Cristo desde el último lugar. Nazareth nos ayuda a no desubicarnos y alejarnos de la hipocresía y nos aleja de los virus intraeclesiales.

Cuando ponemos la mirada en Nazareth, en la vida oculta de Jesús, se va dando la unidad de vida que tanto necesitamos. Al vivir en un lugar tan pequeño uno se va formando, no en las apariencias, sino en la verdad. El vecino te conoce, entonces Nazareth es la escuela de la gente sencilla, de la vida ordinaria, donde Jesús va creciendo. Es el lugar de las relaciones familiares, del encuentro de su pueblo, del trabajo, de la enseñanza de la Toro, allí está el tesoro escondido. No necesito engañarme ni de relatos que cambien la realidad, soy aquello que voy viviendo y descubriendo, y los demás me ven y me conocen: soy sencillo, humilde y pobre. Por eso el Señor cuando se encontró con paisanos, de gente sencilla, su corazón se conmovió ” Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños” (Mt 11, 25).

Cuántas veces estando en la Parroquia se acerca gente muy sencilla, y encontras un tesoro de vida y experiencias. En Nazareth Jesús aprendió la liturgia centrada en la mesa con sus padres y la oración en la Sinagoga. Entonces empieza a comprender ese Dios “Abbá” (Papito). Los vínculos se afianzan, hay tiempo para mirarse y para escucharse. No están las grandes luces de las ciudades, ni las grandes concentraciones de personas… son pocas y las conozco por el nombre, así va ejercitando el ser Pastor y llamar por el nombre.

Nazareth era un paraje pobre, despreciado, y allí habrá aprendido a descubrir el desprecio que muchos viven… así se acerca al leproso, a la mujer de mala vida, venciendo la distancia de espectador a involucrarse como prójimo.

Necesitamos vivir esta experiencia. Uno de los problemas profundos de quienes se dejan gobernar por la hipocresía y la apariencia es que viven fragmentado y dividido; así vamos haciendo zapping en la vida, y hasta creemos rezar, pero el corazón no termina por descansar en Dios.

Hoy recordando a la Madre Teresa de Calcuta, recordamos el día de la Solidaridad. En Nazareth, el verbo de Dios se hizo carne y fue unificando toda su persona en ese absoluto mandato “amen, amen a los más pobres, no se hagan los distraídos. Sépanse amados para amar a los demás”.

Mirar Nazareth nos va a cuestionar, nuestros estilos, nuestro modo. Nos va a cuestionar si somos capaces de entablar relaciones cordiales con aquellos que no participan en nuestra vida comunitaria. Estás llamado a ser misionero de la manzana de la cuadra, pero antes de golpear la puerta con la virgen, tendré que preguntarme cómo puedo antes servir, solucionar algún problema, hacer algún puente… y antes de ir con la Virgen, presentarte como hermano y pedir perdón porque no siempre somos lo que predicamos. Quien tiene un espíritu sencillo como Nazareth no se la cree, sino que le pide al Señor la gracia de poder crecer como Jesús “en gracia, sabiduría y edad”.

Padre Alejandro Puiggari

Documento de la exposición de Mons. Bergoglio a los Catequistas de la Arquidiócesis de Buenos Aires en 1997

Conferencia-1997-Cristo-y-el-hombre