Cada 3 de Noviembre, la Iglesia celebra a San Martín de Porres, santo Latinoamericano, conocido también como “el santo de la escoba” por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad. Fue el 1º santo mulato americano.
Nació en Lima, Perú, hijo de un aristócrata español y de una esclava africana. La infancia de San Martín de Porres estuvo marcada por las tribulaciones de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una época profundamente racista. De joven, Martín aprendió los oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente.
En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú. De este modo, San Martín ingresa en calidad de “donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y bastardo, además de que el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición. Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue creciendo su fama de curador de enfermos.
Cuando la ciudad de Lima fue asolada por la peste, se dice que Martín solo salvó de la muerte a sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos que acudían a buscarlo.
Más adelante, San Martín de Porres fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente rústica, además de que recogía a los vagos y malvivientes para ayudarlos a salir de su situación. La caridad de San Martín de Porres se proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que atendía con igual celo religioso.
La fama de santidad de San Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida.
Acaso por el color de su piel, San Martín de Porres no fue canonizado hasta 1962, por el papa Juan XXIII. Es el santo patrono de la Paz Universal, así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.