El 17 de agosto de 1850 moría en Francia José de San Martín, conocido como el “Gran Libertador” y uno de los próceres más importantes de toda Sudamérica.
Fue un militar y político cuyas campañas revolucionarias fueron decisivas para las independencias de Argentina, Chile y Perú.
Profundamente mariano, San Martín dejó numerosos testimonios de cómo se encomendaba a Dios y a María, además de cómo promovía las virtudes cristianas.
Pero esta fe en Dios se suma a otras características personales como su vocación de servicio, su renunciamiento al lujo, su rechazo a los honores y homenajes y su espíritu de sacrificio, que hicieron que fuera reconocido como el “Padre de la Patria’.