El encuentro de Clara con San Francisco cambiaría el curso de su vida. Alentada por el ejemplo del pobrecillo de Asís, dejó todo por seguir a Cristo. Fundó la orden que respeta el espíritu y tradición franciscanos, conocidas como “Clarisas”.
El desprendimiento con el que vivió San Clara es ejemplo de virtud y fidelidad. Su vida fue de gran austeridad, pero rica en obras de caridad y de piedad.
De ella nos dice el Papa Alejandro IV que fue un alto candelabro de santidad a cuya luz acudieron y acuden muchas vírgenes para encender sus lámparas.
Santa Clara de Asís escribió una Forma de vida en la que insistía en la pobreza y que fue la base para la regla que ella misma redactó con posterioridad (1247-1252), adaptación para las religiosas de la regla franciscana. En 1253, una bula pontificia aprobaba solemnemente la regla que había compuesto.
Murió en 1253 y fue canonizada en 1255. Sus restos descansan en la cripta de la iglesia dedicada a la santa en Asís. Su fiesta se celebra el 11 de agosto