Osvaldo Flores y Sandra Violino, papás de Nicolás, contaron cómo fue el accidente automovilístico que sufrieron el 28 de septiembre de 2000 en las inmediaciones de la localidad cordobesa de Falda del Carmen, donde murió el padre de uno de ellos y su hijo Nicolás de apenas 11 años quedó gravemente herido, y por qué decidieron rezarle al Cura Brochero para que interceda y salve la vida de su hijo. Este milagro es el que permitirá que, en 2013, José Gabriel del Rosario Brochero sea elevado a los altares como nuevo beato de la Iglesia Católica.
“En el momento mismo del accidente, cuando Nicolás comienza con insuficiencia respiratoria y me doy cuenta que era muy grave le pedí y le supliqué a Brochero que interceda ante Dios Nuestro Señor para que le salve la vida, que por favor no se fuera a morir, ese pedido lo hice convencido de que Brochero me acompañaría”, dijo Flores a la página web oficial de la canonización del sacerdote José Gabriel del Rosario Brochero.
“Cuando el médico me comunica que el estado de Nicolás es gravísimo, que hay muy pocas esperanzas de vida y que debían intervenirlo quirúrgicamente, pero no sabían si resistiría la cirugía y que si pasaba esa instancia las secuelas eran impredecibles, en ese momento, reiteré el pedido por su vida rogando en este caso que no le quedaran secuelas. También la familia desde que se anotician del accidente y la gravedad de Nicolás piden a Brochero por su vida en especial sus bisabuelos Pascuala y Ramón ambos muy devotos del Cura Brochero. Posteriormente fue intenso y permanente el pedido a Brochero por la recuperación de Nicolás, que día a día, se sigue produciendo”, agregó el padre de Nicolás.
¿Qué ha significado para ustedes la realidad del accidente? Osvaldo. El accidente fue un hito que cambió rotundamente nuestras vidas, ya que involucró directamente a toda la familia, implicó pérdidas de vidas, lesiones graves y gravísimas. Nos significó un cambio en la manera de ver y vivir nuestras vidas, tuvimos que asumir y enfrentar como padres la discapacidad sobrevenida de nuestro hijo; pero es un hecho en el que se combinan dos facetas: Una dramática, trágica y extremadamente dolorosa, y la otra llena de Fe, Seguridad y Amor. El accidente fue esencialmente lo que permitió poder vivir la manifestación plena del amor de Dios y la intercesión de Brochero, salvando la vida de nuestro hijo. Es la circunstancia que nos permite vivir y transitar nuestra realidad, dando testimonio que para Dios, nada es imposible y que el amor e intercesión de Brochero, siguen intactos en cada instante de nuestras vidas.
Frente al dolor de la pérdida y el sufrimiento por la salud, ¿Cómo se encomendaron a Brochero? Osvaldo. En el momento mismo del accidente, cuando Nicolás comienza con insuficiencia respiratoria y me doy cuenta que era muy grave le pedí y le supliqué a Brochero que interceda ante Dios Nuestro Señor para que le salve la vida, que por favor no se fuera a morir, ese pedido lo hice convencido de que Brochero me acompañaría. Cuando el médico me comunica que el estado de Nicolás es gravísimo, que hay muy pocas esperanzas de vida y que debían intervenir quirúrgicamente, pero no sabían si resistiría la cirugía y que si pasaba esa instancia las secuelas eran impredecibles, en ese momento, reiteré el pedido por su vida rogando en este caso que no le quedaran secuelas. También la familia desde que se anotician del accidente y la gravedad de Nicolás piden a Brochero por su vida en especial sus bisabuelos Pascuala y Ramón ambos muy devotos del Cura Brochero. Posteriormente fue intenso y permanente el pedido a Brochero por la recuperación de Nicolás, que día a día, se sigue produciendo.
¿Cómo es y fue la relación familiar y personal con la figura de Brochero? Osvaldo. La relación familiar con Brochero es íntima y profunda, es parte permanente de nuestras vidas, es como un padre siempre presente que nos consuela, nos protege y nos da fuerzas. Desde nuestros bisabuelos, Brochero ha estado presente de diversas maneras en ambas familias y tanto a mi esposa como a mí nos infundieron desde niños la devoción a Brochero y esa devoción nos llevó a vivir los ejercicios espirituales, a casarnos en la Iglesia de Brochero, entregando nuestro matrimonio a la protección del Curita y de igual manera le encomendamos a Dios por su intercesión el cuidado de nuestro hijo ni bien nos enteramos del embarazo; y Nicolás recibió el Bautismo y su Primera Comunión en la misma iglesia. Para graficar nuestros sentimientos podríamos decir que Brochero es un miembro más de la familia, así sentimos su presencia en nuestras vidas. En lo personal mi relación con Brochero es intensa, con un sentimiento de gratitud infinita por la vida de mi hijo y reafirmando de manera concreta que él, que fue y es un hombre santo, está en un lugar privilegiado para ayudar al que lo necesite.
¿Cómo fue viviendo los pasos de la posibilidad que su hijo sea el destinatario del milagro de un sacerdote tan querido? Sandra. En nosotros siempre estuvo la convicción, la certeza de que la vida y recuperación de Nicolás era un Milagro, reforzada por las manifestaciones de algunos médicos que se expresaban en ese sentido, el 26 de Enero del 2002, sólo a poco más de un año del accidente, le acercamos al Padre Ricotti (en ese entonces párroco de Villa Cura Brochero) una carta comunicando lo que para nosotros era una gracia especial concedida por la intercesión del Cura Brochero. Frente al pronóstico desalentador en relación a las posibilidades de calidad de vida y la recuperación asombrosa de Nicolás, particularmente del lenguaje, nos llevó a comunicar los avances y logros de Nicolás, esta vez al Padre Frigerio con fecha 14/06/2005. Cuando en 2009 comenzó el proceso de estudio del presunto milagro en el Arzobispado de Córdoba, lo vivimos con una gran emoción en lo familiar, con mucha esperanza como Brocherianos, ya que hacía mucho tiempo que se esperaba un milagro para que Brochero pudiera estar en los altares, con una gran responsabilidad y compromiso para aportar todos los elementos que el tribunal nos fue requiriendo y con la tranquilidad de que Brochero estaba presente en cada paso de la causa; fue increíble ver como se iban dando las cosas. El cierre del proceso en Córdoba significó una inmensa alegría, ver materializado el estudio del presunto milagro en “esa caja lacrada” para ser enviada a Roma, es una imagen que quedará gravada en nuestras retinas, brotaba el sentimiento de que esta vez era posible.
Osvaldo. El proceso en Roma nos generó ansiedad, sin dejar de lado la certeza sobre el presunto milagro, ya que era un examen más exigente. Debemos reconocer que para el momento de realizarse la junta médica estábamos absolutamente confiados, pero cuando Monseñor Santiago, nos habló desde Roma, avisándonos que el presunto milagro había sido aprobado por unanimidad por la junta médica, nos invadió el llanto y la alegría. La segunda instancia, la de aprobación de los Teólogos, para nosotros fue la más incierta y la que nos generó mayor expectativa y felicidad, cuando nos avisaron que también había sido positiva, y por unanimidad, fue un regocijo para nuestra Fe. Es muy difícil transmitir lo que se siente, es una emoción que desborda y había que contener esa emoción en el silencio y respeto al proceso, era saber que cada paso estaba cumplido, pero que era su Santidad quién decretaba la aprobación del milagro. Hoy nos llena de gozo poder compartir, con quiénes comulgan nuestra Fe, la experiencia vivida y el orgullo de ser parte de la gloria de Brochero, un hombre y sacerdote santo, pastor y guía, ejemplo de amor, entrega, honestidad, perseverancia, progreso, caridad y humildad.
¿Podría compartir su vivencia espiritual en este tema? Sandra. Desde lo espiritual vivimos este proceso a la luz de la Fe, y así como desde el momento del pedido, se hizo con la convicción de que se concedería, en una sincera entrega a Dios y a Brochero; de la misma manera tuvimos la certeza de que el pedido de todos, iba a ser escuchado. Nos aferramos con mayor fuerza a la oración para la beatificación de Brochero. En cada paso del proceso iba surgiendo un infinito agradecimiento. Nicolás para nosotros es un continuo milagro que nos recuerda cada día que Dios es lo esencial en nuestras vidas, como nos enseña Brochero y tratamos de vivirlo de ese modo.
¿Cómo lo vive Nicolás? Sandra. Nicolás lo vive con simpleza, para él lo más importante es la beatificación de Brochero; la oración por su beatificación se ha rezado en familia diariamente y él siente que eso es lo importante. Cuando le contamos y explicamos que su vida había sido salvada por Dios por intercesión de Brochero y le preguntamos que sentía nos dijo: “siento mucho amor en mi corazón”, creemos que es la mejor síntesis, todo este proceso ha estado lleno del amor de Dios y de Brochero.
¿Qué significó para la familia? Osvaldo. Haber recibido una doble bendición, el del milagro en sí y que sea la gracia elegida para la beatificación de Brochero, nos hacer sentir privilegiados del inmenso amor de Dios, ambas bendiciones nos sirvieron para crecer espiritualmente, para darle mayor sentido al sufrimiento, para dignificar nuestra cruz, para agradecer que Dios nos lo ha prestado por segunda vez, para tratar de vivir nuestra vidas al ejemplo de Brochero y lo vivimos con total serenidad, con mucha paz interior, pero especialmente con Fe, en la convicción de que sólo fuimos simples instrumentos para que José Gabriel del Rosario Brochero, hoy sea Beato.
Para compartir… lo que crean que puede ayudarnos Sandra. Lo que nos gustaría compartir, es que si bien hoy disfrutamos de la inmensa alegría de la Beatificación de Brochero y estamos de fiesta, los caminos del Señor no son fáciles, en nuestro caso el milagro de la vida vino acompañado por un proceso que significó también mucho sufrimiento, que recibimos a veces con enojo, a veces con alegría, otras con tristeza, pero lo importante es que fue con aceptación y Fe. En esa seguridad de que era posible la recuperación de Nicolás, se encuentra sumado el esfuerzo y el trabajo diario de Nicolás, la familia, los terapeutas, los amigos, los médicos, en el convencimiento de que todos somos instrumentos para la gloria de Dios. No basta sólo con recibir el milagro, tenemos que crecer cada día y multiplicar los dones recibidos, debemos crecer en la Fe, en el amor, en el servicio, en la entrega y dar testimonio de vida.
Osvaldo. Nuestro hijo es un ser lleno de amor, que lleva a Dios y a Brochero en su corazón y es nuestro verdadero ejemplo de vida y de Fe. Pero Nicolás es uno más de muchos milagros concedidos y seguramente muchos más son los que vendrán, lo importante es dar testimonio, compartir, no callar. Ahora como Brocherianos debemos redoblar el esfuerzo y tomar el compromiso de rezar por la canonización de Brochero.
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