“Camila es el milagro que necesita Brochero para ser santo”

lunes, 1 de febrero de 2016
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Camila milagro de Brochero

01/02/2016 –  Camila Brusotti, ingresó en 2013 gravemente herida en un hospital de San Juan y recuperó su salud “sin explicación científica”. Su sanación fue atribuida a un milagro del cura Brochero, el segundo, que tras la firma del decreto del Papa Francisco, lo llevará a ser proclamado santo durante este año. Aún queda que el Papa ponga la fecha de ceremonia de la canonización.

Los abuelos maternos de Camila, Raúl y Marina Ríos, hablaron con Radio María y con profunda emoción contaron su testimonio de dolor, fe y milagro.

El 25 octubre de 2013 Camila Brusotti, que entonces tenía 9 años, ingresó a un sanatorio de San Juan con múltiples lesiones, que después se comprobó habían sido producto de una golpiza por parte de su madre y su padrastro. Le habían pegado hasta dejarla casi muerta. Tuvo un infarto cerebral. “Corría peligro de muerte. Nos acongojó mucho. Asistieron sacerdotes a acompañarnos, darles bendiciones, durante éstos días. Nos habían dicho que quedaban 72 hs y que o moría o quedaba en estado vegetativo” comentó su abuela Marina.

Allí apareció la inesperada intervención del santo cordobés: “unos días después, el 5 de noviembre, mi amiga Ninfa me trajo un cuadro de Brochero. Vino de Mina Clavero porque su tío, Jorge Carracedo, le dio el cuadro para que fueran de casa en casa visitando a enfermos y a quien lo necesite.  Ese día llegó la imagen de Brochero a casa con un cuaderno, la novena, y un libro con su historia. Nosotros lo único que sabíamos es que había sanado a un niño, Nicolás Flores, con el mismo problema de Camila” agregó Marina. 

“La salud de Camila era terrible, prácticamente muerta. Cuando llega este cuadro a casa, dije, “pero si yo a Brochero no lo conozco. Pasé por el pueblo 2 veces y ni si quiera entré. ¿Por qué este curita cara de enojado me viene a visitar? Algo me estaba queriendo decir”, lo pensé en mis desesperaciones, en mis insomnios, en mis locuras. Empecé a rezar la novena a Brochero y lo hice dos veces consecutivas y cuando estaban faltando dos o tres días para terminar la segunda novena, Camila dejó la terapita intensiva. Entonces le dije a mi señora, “Camila es el milagro que necesita Brochero para ser santo. Estoy seguro que la va a sacar adelante”. Si bien había salido de la terapia, tenía un montón de dificultades motrices y sensitivas” relató Raúl Ríos, abuelo de la niña. Luego agregó emocionado “en una madrugada, la tomé a Camila en mis brazos y se la puse en las manos de Brochero. Me imaginé que las manos de Brochero sería rudas, ásperas, grandes por el uso de las riendas, para que él tomara el cuerpo de Camila y se la pusiera ante la Purísima, como él llamaba a la virgen María”.

Y así, inesperadamente, Camila comenzó a mejorar. “Apenas había un poquitito de mejora, yo lo anotaba en el cuaderno que después lo pusimos a disposición para la causa de canonización.

Camila sale de la terapia el 26 de noviembre. Era como un muñeco de trapo, no hablaba, no caminaba y estaba bajo el cuidado de todos los médicos y enfermeras. Nosotros rezando permanentemente y alumbrando a Brochero para que tuviera una recuperación. El 1º de diciembre Camila dijo sus primeras palabras “agua” y “sí”. Eso para nosotros era un milagro grandísimo porque se comunicaba a señas y estaba alimentada con la sonda gástrica. Empezó a comer, a hablar, a comunicarse con los kinesiólogos comenzó a tener movimientos con su pierna izquierda y brazo izquierdo. Tenía muy inflamado el cerebro, y a medida que iba bajando la inflamación iba mejorando” contó Marina.

“A mí me quedó una deuda de gratitud muy grande, y estaba convencido de que ese iba a ser el milagro de la canonización de Brochero. Al dorso de la estampita había una dirección. Entonces escribí una carta relatando a grandes rasgos lo que había pasado. Brochero puso esa mano mágica para que hoy Camila sea lo que es. Escribimos y Marina me dijo “quizás en un año o dos nos contesten”. El 16 de marzo de 2014 enviamos el correo. Al día siguiente recibimos la respuesta. Nos llamó de Córdoba Gabriela Talamonti, solicitando estudios médicos realizados a Camila y otro con su estado actual. Ella ya había comenzado las clases e iba al Colegio Nuestra Señora del Tránsito. Más casualidades no podía haber. El 18 de junio se concretó la audiencia con Mons. Olivera. Y allí comenzó todo el proceso, muy interesante, con muchas reuniones y  las declaraciones de testigos” dijo el abuelo.