Argentina, el país con mayor obesidad infantil de la región

martes, 13 de marzo de 2018

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13/03/2018 – La obesidad infantil está creciendo en el país “a un ritmo alarmante” y anticipa un futuro complicado.

El “Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional” elaborado por la Organización Panamericana de la Salud en conjunto con la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, ubica a la Argentina primera en el ranking regional de obesidad infantil. Según ese informe, el 9,9% de los niños menores de cinco años padecen el problema. Para otros organismos, en cambio, figura segunda con un 7,3%.

Aunque la obesidad en la infancia se asocia menos con hipertensión o resistencia a la insulina, como sucede en los adultos, lo que sí se sabe es que precede y es un condicionante de la obesidad del adulto, de muy difícil tratamiento.

Respecto a la obesidad infantil y su incidencia, desde Radio María Argentina dialogamos con la doctora Marcela De La Plaza, médica diabetóloga y nutricionista quien sostuvo: “cuando uno habla con un adulto es el adulto el que va a cambiar los hábitos pero, no podemos pretender que un niño cambie hábito en una familia que come mal.”.

De La Plaza destacó la necesidad de no hablar de individualidades sino de responsabilidades gubernamentales y políticas. Para la facultativa seria muy positivo que se de alimentación sana en los colegios.

El factor Psicológico

Según los especialistas, la obesidad en la niñez se debe a la combinación de varios factores. En lo que más atención se pone es en el exceso de comida, pero esto no va desligado de la calidad y de los factores psicológicos que afectan a los niños.

Haciendo hincapié en este factor y su influencia en la obesidad infantil, en el programa “Diálogos de Actualidad” nos contactamos con la Licenciada Maritchu Seitún de Chas, psicóloga que trabaja con niños y adolescentes en terapia individual y en orientación a padres quien explicó que, en un proceso de obesidad influyen un sin fin de factores entre los cuales se encuentra el psicológico.

En este sentido la especialista explicó este mecanismo psicológico: “tenemos patrones automáticos en nuestra cabeza y si, en nuestra infancia nos calmaron las preocupaciones, los miedos y las tristezas con comida probablemente, como papás hagamos lo mismo con los chicos. Entonces, estos chiquitos, cunado estén tristes, asustados o preocupados recurrirán a la comida porque es lo que sus padres le han enseñado de chicos”.

La necesidad de políticas públicas para prevenir

Luego de una investigación realizada por la “Fundación InterAmericana del Corazón” y UNICEF, se determinó que en nuestro país el sobrepeso y la obesidad afectan principalmente a los niños, niñas y adolescentes de los sectores más vulnerables, situación que implica graves consecuencias para su salud física y desarrollo psicosocial como también para la salud pública argentina.

Lorena Allemandi, directora de Políticas de Alimentación Saludable de la “Fundación InterAmericana del Corazón” habló con nuestra emisora y detalló “con lo que implica hoy por hoy la problemática de la obesidad infantil, lo que hace falta es la decisión y voluntad política para mejorar el entorno en donde los chicos viven, crecen y se desarrollan. Los chicos están expuestos, por un lado, a una gran disponibilidad de alimentos altos en azúcar, en grasas y en sal. Por otro lado están bombardeados por publicidad de alimentos, de su ídolo deportivo o de su personaje de caricatura preferido que les está indicando productos a consumir que no son nada sanos”.

En este marco, Allemandi subrayó categóricamente que es necesario un control y políticas gubernamentales para frenar la incidencia de esta enfermedad en nuestro país

En esta línea, algunos especialistas coinciden en que, entre las recomendaciones para prevenir la obesidad infanto-juvenil y garantizar el derecho a la salud de los niños, niñas y adolescentes se encuentra la promoción de políticas para mejorar el entorno escolar obesogénico; políticas económicas tendientes a reducir el consumo de alimentos altos en azúcares, grasas y sal e incentivar el consumo y facilitar el acceso a alimentos saludables, como frutas y verduras; y medidas para restringir la publicidad de alimentos no saludables dirigida a los niños.