Francisco en Temuco: Señor “¡No permitas que nos gane el enfrentamiento ni la división!”

miércoles, 17 de enero de 2018
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000474378W17/01/2018 – En el Aeropuerto de Maquehue, situado a tres kilómetros de la ciudad de Temuco, en la comuna de Padre Las Casas, el Papa Francisco celebró la Santa Misa junto a cientos de fieles y peregrinos congregados allí.

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EL Evangelio proclamado fue el de Juan 17, 21 “Que todos sean uno”

El Papa Francisco comenzó su homilía saludando en lengua mapuche, mapundungun, “Küme tünngün ta niemün”, “La paz esté con ustedes”.

“Doy gracias a Dios por visitar esta linda parte de nuestro continente. Tierra bendecida por el Creador con la fertilidad de enormes campos verdes, de bosques, sus majestuosos volcanes, ríos y vida. Este paisaje nos eleva a Dios y es fácil ver Su mano en cada criatura”, comenzó Francisco.

“Multitudes han amado y aman este suelo. Quiero saludar a los miembros del pueblo Mapuche en especial, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras,” agregó.

“Esta tierra, si la miramos con ojos de turista, nos dejara extasiados y luego seguiremos nuestro rumbo acordándonos de los bellos paisajes, pero si nos acercamos a nuestro suelo, lo escucharemos cantar y cantar con tristeza”, dijo Francisco y luego, citando a Violeta Parra, agregó, “Arauco tiene una pena que no podemos cantar son injusticias de siglos que todos ven aplicar”.

Celebramos la Eucaristía con esta pena y dolor. Aquí tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos. La celebración la ofrecemos por los que sufrieron y murieron, por los que llevan en sus espaldas el peso de tantas injusticias. Nos quedamos en silencio ante tanto dolor y tanta injusticia”, sostuvo el Santo Padre

“La entrega de Jesús en la cruz carga con todo el pecado y el dolor de nuestros pueblos, un dolor para ser redimido. Jesús ruega al Padre para que todos sean uno; en una hora crucial de la vida se detiene a pedir por la humanidad. En su corazón sabe que una amenaza será la división y el enfrentamiento de unos sobre otros. ¡Cuántas lágrimas derramadas! Hoy queremos entrar con Él para pedirle al Padre que también nosotros seamos uno. ¡No permitas que nos gane el enfrentamiento ni la división!”, enfatizó el Papa.

“Esta unidad es un don, hay que pedir por la unidad de esta tierra y de sus hijos. Hay que estar atentos para que no nos dejemos ganar por sutiles tentaciones. Una de ellas son los falsos sinónimos que confunden unidad con uniformidad”, comentó el Papa.

“Jesús no le pide a su Padre que todos seamos idénticos. La unidad no nace de neutralizar las diferencias. La riqueza de una tierra nace de que cada parte comparta su sabiduría con los demás, no es una unidad que nace del predominio del más grande”, dijo el Santo Padre.

“La unidad pedida por Jesús reconoce lo que cada pueblo esta invitado a aportar. La unidad no tolera que bajo su nombre se cometan injusticias. Hay que dejar de lado el pensamiento de que existen culturas superiores o inferiores”, agregó Francisco.

“El arte de la unidad necesita y reclama artesanos que sepan armonizar las diferencias en los talleres de los poblados, de los paisajes, de las plazas, los caminos. Es un arte de la escucha y del reconocimiento, en eso radica su belleza y su resistencia al paso del tiempo.

La unidad que nuestros pueblos necesitan es el reclamo de que nos escuchemos, que nos reconozcamos. No significa recibir información sobre los demás, si no recoger lo que es siembra para ellos como don para nosotros”, dijo el Papa.

“La solidaridad es una forma de tejer esta historia. Nos necesitamos desde nuestras diferencias para que esta tierra siga siendo bella. Es la única arma que tenemos contra la desforestación de la esperanza. Señor, haznos artesanos de unidad”, agregó.

“También tenemos que estar atentos a cuáles son las armas de unidad. No se puede aceptar cualquier medio para el fin. Hay dos formas de violencia que amenazan los procesos de unidad: la elaboración de bellos acuerdos que no llegan a concretarse. Borran con el codo lo que escriben con la mano, esto es violencia porque frustra la esperanza.

Una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base de la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto, lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. No a la violencia que destruye, en ninguna de sus dos formas”, destacó el Santo Padre.

Para ir concluyendo, el sucesor de Pedro, dijo que “estas actitudes son como lava de volcán que todo quema, dejando a su paso esterilidad y desolación. Busquemos el diálogo para la unidad por eso decimos con fuerza; Señor haznos artesanos de unidad.

Todos, que somos pueblo de la tierra, estamos llamados al buen vivir. Como nos recuerda la sabiduría ancestral del pueblo Mapuche. Por los hijos de esta tierra, por los hijos de sus hijos, pidamos que seamos uno: Señor haznos artesanos de unidad.”

Fuente imagen: Portal Andino