Honestidad, austeridad y compasión, las palabras del Papa ante el Presidente y los obispos en Panamá

jueves, 24 de enero de 2019

24/1/2019 – Durante la mañana de este jueves, Francisco habló ante el presidente panameño y, luego, ante los obispos de centroamérica. Habló del bien común, de la austeridad y de la honestidad necesarias en la política; y ante los prelados reflexionó sobre “el sentir con la Iglesia como lo hizo san Óscar Romero”.

En el primer acto formal de la jornada, ante el presidente panameño Juan Carlos Varela, Francisco habló de Panamá como lugar simbólico de encuentro porque une el norte y el sur de América y los dos océanos que flanquean a la “Patria Grande”. Con ese marco, subrayó la capacidad de los pueblos de crear cultura de encuentro, además de reconoció el valor y el aporte de los pueblos originarios en la construcción de esta cultura.

Acerca de la política, el Papa ponderó los valores de la honestidad y la transparencia, y dijo que “sólo se es capaz de defender el bien común, más allá de los intereses personales, cuando existe la voluntad de compartir los propios bienes”. Y pidió “austeridad” contra toda corrupción para poner al centro a la persona humana.

En un país muchas veces acusado de paraíso fiscal, el Papa cuestionó la visión única de la competitividad y la especulación como caminos para el desarrollo humano. Y afirmó: “Otro mundo es posible. El derecho al futuro también es un derecho humano”.

Con los obispos

Luego, tras caminar unos metros hasta un templo, fue al encuentro de los obispos de los países de América Central, algunos de los cuales conoce desde su juventud. Incluso recordó que cuando él era un curo joven, los apellidos de algunos de ellos -como lo fue el de san Óscar Romero- eran “mala palabra”, dijo el Papa. Y añadió: “Vuesta constancia marcó el camino”.

Destacó la labor de las iglesias particulares de centroamérica en acompañar “esa fe corajuda del Pueblo fiel de Dios que sabe alentar la esperanza; esa fe que sabe que Dios está presente, que no duerme, observa y ayuda”.

Al reflexionar sobre el “Sentir con la Iglesia, al modo de Romero” destacó conceptos o “ideas fuerza” que explicó en detalle y con ejemplos concretos.

“Reconocimiento y gratitud para con el Señor y la Madre Iglesia” fue el primero de los puntos. Aconsejó tener cuidado con “acomodar la Palabra de Dios al propio interés”. Dijo que hay que ser agradecido con la Iglesia “nosotros, los obispos -dijo Francisco- no hemos inventado a la Iglesia, estaba desde antes de nosotros y seguirá sin nosotros”. Luego apuntó que “el mártir es aquel que le dá carne le pone la carne, su carne, a esta acción de gracias” al Señor por la Iglesia.

Un amor con sabor a Pueblo

La segunda idea fuerza que planteó el Papa fue “Un amor con sabor a Pueblo”. Dijo Francisco que “el pastor debe aprender a escuchar el latido del corazón de su pueblo, para luego escudriñar la Palabra de Dios”. Y agregó que “sólo el amor de Dios es capaz de integrar todos los otros amores”.

Afirmó que “la gloria de la Iglesia es llevar con ella la kénosis (el vaciamiento de uno para cumplir con la voluntad de Dios) de Cristo”. Y alertó sobre el peligro de convertirse en “una Iglesia altanera, llena de orgullo, de vanidad y de búsqueda de poder y de privilegios”.

Aconsejó “llevar en las entrañas la kénosis de Cristo que no es cosa del pasado, sino garantía para descubrir su presencia en el presente y en la historia, porque -agregó- Dios salva en la historia, en la propia historia de cada hombre, y allí se hace presente”.

También dijo que “el pastor no puede estar lejos del sufrimiento” y los invitó a “tocar la heridas del pueblo de Dios, de las personas concretas. Que el sufrimiento del pueblo esté presente en todo el quehacer del pastor”. Exhortó a los obispos a “estar presente en las vidas de las personas”. Y advirtió que las redes sociales “sirven para crear vínculos, pero no para crear raíces”.

Acerca de los jóvenes, el Papa dijo que “la kénosis de Cristo es joven. La realidad de los jóvenes es esperanzada pero está marcada por muchas heridas”. Por eso el Papa recordó lo que dijeron los padres sinodales: los jóvenes son uno de los lugares teológicos donde la Iglesia debe buscar a Dios. “Con ellos podemos ver qué pasa en la realidad”, reflexionó el Papa. Y a propósito de la ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, expresó: “¡Cómo no agradecer tener jóvenes inquietos por el Evangelio!”.

Más compasión

También reclamó “compasión”. “Que no se pierda la compasión, la centralidad de la compasión, que en los medios (periodísticos), incluso en los medios católicos ha desaparecido. Está la denuncia, la denuncia de la herejía, pero no la compasión”.

Les dijo a los obispos que se dejen “incomodar” por los curas, que los escuchen, que los acompañen como “padres”.

Por último, subrayó que “la kénosis de Cristo es pobre”. Por eso los invitó a “sentir con el pueblo sufriente”. Y citó a San Ignacio con su consejo sobre la pobreza: “La pobreza es madre y muro, porque engendra y contiene. Muro porque protege de la mundanidad, de la vanidad”.