Todos los dolores del mundo en la bendición urbi et orbi de Francisco

lunes, 25 de diciembre de 2017
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foto urbi et orbi

25/12/2017. En su bendición navideña “a la ciudad y al mundo”, el papa Francisco aludió a varias situaciones de conflicto que muestran al mundo “azotado por vientos de guerra”, y pidió oración por los niños que padecen estas penurias. “Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén”, dijo el Papa en el tradicional mensaje “urbi et orbi” de este domingo de Navidad.

El Santo Padre mencionó los países donde se padecen situaciones de guerra, de violencia, de persecución, de falta de diálogo, y subrayó que el mundo sufre un “modelo de desarrollo ya caduco (que) sigue provocando degradación humana, social y ambiental”.

Habló de la situación de tensión y de violencia generada en Tierra Santa por el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel que hizo el presidente norteamericano Donald Trump; por los conflictos en Siria, Iraq y Yemen. Reclamó paz para varios países de África (Sudán, Somalía, Burundí, Nigeria y las repúblicas Centroafricana y del Congo), para la península coreana y para Ucrania. Y rezó por los niños a quienes -dijo- les roban la infancia; por los soldados y por las víctimas de trata de personas.

Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, Francisco repitió lo que había señalado en la misa de Nochebuena: que los primeros en ver la “gloria del salvador”, después de José y María, fueron los pastores de Belén, a quienes llamó “hombres humildes pero vigilantes” que “son un ejemplo para los creyentes de todos los tiempos”.

Niños que sufren

Francisco dijo: “Vemos a Jesús en los niños de Oriente Medio, que siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos. En este día de fiesta, invoquemos al señor pidiendo la paz para Jerusalén y para toda la Tierra Santa; recemos para que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional”.

Acerca de la situación en Venezuela, el Papa pidió rezar para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales “por el bien de todo el querido pueblo venezolano”.

También oró por los niños cuyos padres no tienen trabajo y quienes, con gran esfuerzo, intentan ofrecer a los hijos un futuro seguro y pacífico.

Como hizo casi todas las navidades que lleva como pontífice, Francisco equiparó al niño Jesús con “tantos niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas”.

Al discurso, le siguió la oración del Angelus y la bendición “urbi et orbi” que incluye indulgencia plenaria para los presentes en la Plaza San Pedro, como para todos aquellos que la recibieron a través de la radio, la TV e Internet.