Hoy 11 de Mayo se celebra el natalicio de este fraile catamarqueño que nació en 1826 en un humilde hogar de La Callecita, Piedra Blanca, en tierras de la Morenita del Valle.
Su nombre era Mamerto de la Ascensión Esquiú. Tuvo varios hermanos y ya desde pequeño su madre lo vistió con el hábito franciscano por una promesa que había realizado, porque Fray Mamerto tenía una salud muy frágil.
Su vida fue un ejemplo tanto como laico hasta el momento en que entra al convento, su vida como religioso, sacerdote, obispo y ciudadano argentino.
En cuanto a sus virtudes heroicas fue un hombre que sobresalió en la dirección espiritual y como gran orador de la Constitución y de otros momentos pero, fundamentalmente, ha sido un hombre de paz y concordia entre los argentinos.
Escribió unas cartas pastorales que aún hoy son de gran utilidad y valor. Cuidaba como un padre a sus sacerdotes y seminaristas. Pero, particularmente, cuidó de los pobres, materialmente y espiritualmente..
Otro aspecto sobre la pobreza es que él vivió personalmente como pobre, no se llenó la boca hablando de los pobres o de la pobreza, sino que él dio testimonio con su propia vida. Tuvo un protagonismo en muchos aspectos, pero sin hacer ruido, brindó su testimonio sencillo y humilde.
Ya siendo obispo de Córdoba, cuentan los testimonios que cuando preguntaban por la casa del obispo, los que lo conocían decían: ‘donde veas una multitud de pobres, allí es la casa del obispo‘. Solía también regalar los regalos que a él le hacían, incluso sus propios muebles. Era una persona muy solícita y que respondía a las necesidades materiales y espirituales de su pueblo.