En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
Mateo 11, 28 – 30
Muchas veces traducimos el descanso en una distracción, un apartarnos del ruido de lo cotidiano para encontrar espacios para recrearnos, para cambiar de actividad desde todos estos lugares de distensión buscamos recuperar vínculos y renovar nuestras energías, reacomodar la carga, decantar la vivencia del año vivido para volver con todas nuestras fuerzas.
Estamos invitados a vivir el descanso en Él, en Dios, en la persona de Cristo. Vengan a mí, dice Jesús, todos los que están afligidos y agobiados que yo les daré descanso.
Pongamos nuestras vacaciones anticipadamente en Dios, pongamos nuestro descanso en El, planifiquemos nuestro caminar hacia el tiempo del recuperar las energías, del cortar con la actividad habitual, del salir de la rutina, de recuperar desde ese lugar los vínculos, de decantar las ideas, de descansar el corazón y los afectos.
Busquemos en Dios es lo que nos dice la Palabra. Te pregunto cómo ayudarte a proyectar tu tiempo de descanso ¿Qué te descansa? ¿Has pensado que es lo que te descansa? A mí por ejemplo ir al lago o al río y pescar me descansa, el salir a caminar, el poder correr un poco. Me hace recuperar las energías tener un poquito más de tiempo para la oración, realmente me recrea el alma. ¿A vos que te descansa?
Un buen mate con amigos es un buen descanso, ni que te cuento un paisaje en el que te podes detener sin prisa a contemplar la belleza de la naturaleza. El tema es como hacerlo en Dios. Que te descansa es la pregunta para que vos puedas ir al pensarlo y al decirlo que son dos movimientos distintos de la interioridad el pensarlo y el ponerle nombre a eso que nos viene. Ir como identificando objetivamente hacia delante lo que te ayuda a ésta saludable ejercitación interior.
La del descanso donde el Señor nos dice que cuando es en Él se recupera todo. Lo que te descansa pensalo en Dios. Por eso podríamos decir así: me descansa… o si no en Dios me descansa… para que en esos puntos suspensivos sea que pescando, caminando, corriendo, con un mate, en un buen paisaje, en una buena lectura, en un mayor tiempo de oración o lo que sea puedas ir preparando tu tiempo de reposo necesario para vivir como Dios quiere que vivamos en plenitud de santidad.
El complejo humano es un articulado de componentes psicofísicos espirituales por eso cuando nosotros pensamos en el descanso no podemos obviar ninguna de éstas dimensiones a la hora de recuperar energías, de distanciarnos de la actividad rutinaria, de elegir espacios de distracción, de descanso y de reposo.
Padre Javier Soteras