Los testimonios de la gracia pascual

miércoles, 18 de abril de 2007
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A lo largo del Retiro de Pascua de Radio María, la Gracia Divina fue penetrando a quienes participaron del mismo. Estos son algunos de los testimonios que recogimos:

 
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“El Retiro me dejó un montón de cosas hermosas, sentí que Jesús me invita a que lo siga en aquellos momentos en que ando flojita porque Él va estar presente. A su vez logre conseguir esa paz interior que me costaba conseguir.

Cuando pedía la Palabra en el Retiro me aparecía el texto de la barca, es una lectura que me encanta porque el Señor me invita a seguirlo. A su vez sentí que debo llevar su Palabra a aquellos que no la conocen y ayudar a los que necesiten de Él. 

También siento que debo seguir alimentando la vida espiritual y eso nunca me había pasado

Jesús me ha demostrado tantas cosas lindas, fue una experiencia hermosa la que he vivido y la que siempre va estar en mi corazón. Su Amor es hermoso. Los  quiero mucho a todos, que Dios y Maria los bendiga y proteja siempre”, sostuvo Valeria Ramón, de Tres Arroyos (Buenos Aires).

 
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“Tuve la Gracia de poder estar en el Retiro de Pascua. La verdad que había llegado con los ánimos muy por el piso, casi sin ganas ir, bloqueada en una tristeza total. Pero se ve que el Señor me quiso allí y a mi mamá también, así que no me quedó otra que dejarme envolver por todo lo que Jesús me quería decir. Así fue que pasaron los tres días de anuncios y reflexiones, y había que compartir el balance de lo que nos aportó el retiro. Yo solo les dije que estaba en blanco, estaba tan aturdida por todo lo que me había dicho el Señor que no podía resumirlo en algo concreto. Ahora pienso (se ve que hacia rato que no lo escuchaba) que tengo mucha tarea para realizar en mi casa. Me di cuenta que tengo primero que morir a muchas cosas, actitudes, caprichos, faltas de Fe, faltas de Amor, inconstancias, para luego recién empezar a renacer, a resucitar a una vida nueva en Él. Fueron muy bellos los días de retiro. Tanto que ahora cuesta mucho volver a la rutina, a reactivar las neuronas; pero el Señor sigue estando con nosotros así que me ha renovado los ánimos para seguir. Nunca voy a dar vuelta la curva si no me despego de lo que va quedando atrás y todavía queda mucho por caminar.

Para los que no estuvieron en el retiro, el último día nos dieron como consigna dibujar la curva de nuestra historia. En una curva ya no se puede ver lo que dejamos atrás, ni lo que vendrá. Es como el crepúsculo, a medida que avanzamos se nos va aclarando la visión de lo que está viniendo por delante. La curva representa un tiempo de cambio, hay que animarse a caminar, aun sin ver lo que vendrá y para ello se necesita mucha Fe.

Concluyendo, en esta Pascua, Jesús me invitó a abandonarme a su voluntad, a escucharlo más y a seguir el camino de santidad desde las pequeñas grandes cosas de la vida diaria”, indicó Luisina Riera, de Santa Fe.

 

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“Estas Pascuas han sido para mí llenas de la presencia del Señor. Sentí que Él quería demostrarme cuanto me ama. Fortalecí en los tres días del Retiro especialmente, mi entrega, la confianza en Él y en su plan para mi vida. Recuperé una mirada esperanzada en el mundo y su devenir. Me puso nuevamente en el camino, y en mi corazón renuevo mis deseos de seguirlo, a pesar de mis miedos de no poder lograrlo, de no saber bien adonde me va a llevar, pero confío en su poderosa presencia en mi vida y en el mundo.

Lo que más me llegó la atención fue la claridad con la que Dios me habló, resonaron estas palabras: ´Ponete a trabajar por el bien, porque Yo he vencido el Mal`. Estaba en esos momentos donde me costaba creer en tiempos mejores. Como una brisa suave me envolvió con su gracia y hay una alegría nueva en mi alma. Doy gracias a Dios por estar siempre a mi lado, todo el camino. De la mano de María me animo a seguir andando”, manifestó Gabriela Fiori, de Córdoba.

 

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”Todavía me dura la emoción de haber compartido cada segundo de los distintos momentos del Retiro de Pascua de Radio María. Para mi fue muy gratificante. Lo que sentí fue que, en el segundo día, cuando el Padre Javier Soteras pedía que se abriera el cielo, a mi se me abría el pecho y mi corazón quedaba al descubierto. Se lo ofrecí al Señor, al igual que mi familia, mi trabajo y toda mi vida.

En los tres días encontré mucha paz y alegría; me gustó todo, los testimonios, las oraciones, la música, la Eucaristía, la gente, la Presencia Divina, absolutamente todo.

Como dato importante, te cuento que el día miércoles le pedí a Jesús y a La Virgen, en la Misa, que me ayudaran a asistir al Retiro, y no solo que pude participar los tres días, sino que mi esposa me acompañó durante dos días y mi hijo menor nos acompañó el sábado. Eso me trajo muchísima felicidad.  

Sentí que estaba con la gente que quiero estar, sentí que hacía lo importante y aprendí a mejorar mi forma de orar: junto a todos.

Me quedo una consigna, y es la búsqueda de conocer cómo realizar lo que el Señor me tiene preparado y saber también cuál es el objetivo de mi existencia en función de la Obra de Dios. Estos son actualmente los temas principales de mis oraciones.

Compartí hermosos momentos con Teresa, Juanjo, Estela, con todos, conocí a América que tiene la mirada más limpia y dulce que he visto. Realmente disfruté aspirar ese aire de santidad que se respiró permanentemente”, sostuvo Javier Ortube, de Córdoba.

 
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“Al fin me dejé encontrar. Jesús, quiero agradecerte la gracia inmensa que me diste al poder asistir al retiro de Pascua de Radio María en Córdoba. Desde antes de partir sentí la certeza en mi corazón que éste viaje era la mejor opción para el momento de mi vida que estaba atravesando.

Y desde que llegué a Córdoba,  mi corazón se inundo de paz y amor por Jesús.

 A través de las palabras del Padre Javier Soteras, de Adriana Gile y de las actividades del encuentro y los momentos de oración a solas y en comunidad, fui descubriendo a un Jesús amigo, cercano, al que no tengo más que invocar que se hagas presente en mí, en mis pensamientos, para que lo sienta a mi lado y poder hablarle y contarle todo lo que me angustia, mis tristezas, mis desasosiegos. Él me habla a mi corazón y apacigua mis penas, ilumina mis caminos errantes y doblega mis miedos para abrazar mis cruces.

Como testimonio de esta Pascua, el amor de Jesús me llevo a confesarme después de 35 años, la primera y última vez fue el día antes de hacer mi primera comunión. Mi alma siente tanta gratitud, ante la gracia de vencer miedos y entregarme al abrazo y perdón de Dios”, contó emocionada Beatriz Boneu, de Catamarca.

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