31/05/2017 – Durante el espacio de la Catequesis, reflexionábamos sobre los milagros de Jesús que continúan presentes de modo sencillo en medio de nuestras vidas. Una oyente nos dejó el testimonio del milagro de su vida:
El milagro de mi vida fue en la noche que murió mi madre y me dejó la conversión en mi corazón. Todas sus lágrimas cayeron sobre mi alma y corrí de regreso a casa. He sido un Agustín en esta vida, después de dos matrimonios y de mucho errar, he regresado a casa dentro de una gran fiesta. Entendí que la semilla de trigo es la que muere para dar vida, y esa es mi mamá. Corrí a buscar su radio, esa “radio de abuelitos” que yo no podía escuchar y cerraba todas las puertas porque me molestaba. Y corrí a casa, corrí con el alma y corrí con el cuerpo, porque tengo la Parroquia a tres cuadras y salí corriendo literal, y volví a casa de donde nunca me debí haber ido. Me he sentido una gran Magdalena, he derramado mi vida a sus pies y me he sentido en mi lugar, de donde jamás debí haberme ido. Ese es el milagro de mi vida, Radio María, y cada día lo es. Lamento mucho no haber visto antes, haber demorado el regreso a casa. Mi corazón es un milagro cada día gracias a las lágrimas de mi madre que han dado todos sus frutos en esta tierra.
El milagro de mi vida fue en la noche que murió mi madre y me dejó la conversión en mi corazón. Todas sus lágrimas cayeron sobre mi alma y corrí de regreso a casa.
He sido un Agustín en esta vida, después de dos matrimonios y de mucho errar, he regresado a casa dentro de una gran fiesta. Entendí que la semilla de trigo es la que muere para dar vida, y esa es mi mamá. Corrí a buscar su radio, esa “radio de abuelitos” que yo no podía escuchar y cerraba todas las puertas porque me molestaba.
Y corrí a casa, corrí con el alma y corrí con el cuerpo, porque tengo la Parroquia a tres cuadras y salí corriendo literal, y volví a casa de donde nunca me debí haber ido. Me he sentido una gran Magdalena, he derramado mi vida a sus pies y me he sentido en mi lugar, de donde jamás debí haberme ido. Ese es el milagro de mi vida, Radio María, y cada día lo es.
Lamento mucho no haber visto antes, haber demorado el regreso a casa. Mi corazón es un milagro cada día gracias a las lágrimas de mi madre que han dado todos sus frutos en esta tierra.
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