General Alvear

sábado, 9 de octubre de 2010
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Jueves 7 a la tarde
Dejamos atrás Valle Grande para recorrer los 89 km que nos acercaban a nuestro próximo destino: General Alvear, una localidad de 45.000 habitantes donde la señal de la radio se escucha con total claridad en cada rincón y donde la imagen de María con la frecuencia de la emisora la podemos percibir en diversos negocios del centro de la ciudad.

En la búsqueda de nuestro lugar de descanso, el Hotel Avenida, el GPS se desorientó ubicandonos sobre el sector oeste de la ciudad, cuando en realidad, nosotros nos dirigíamos al este de la misma. No ha sido su característica la precisión en la región de Cuyo.

El paso de los días, los kilómetros recorridos y las emociones vividas junto a nuestros oyentes, difusores y aportantes, nos invitaba a un descanso sereno en la tarde soleada cuyana y así disponernos al encuentro de la catequesis del día Viernes 8.

A esta altura del viaje, un dato inconfundible: todo lo que los oyentes nos entregan y la camioneta que busca hacerle espacio a cada gesto de amor expresado en un regalo.

 

Viernes 8
Despertamos temprano, a las 6 el conserje del Hotel Avenida hizo sonar el teléfono de la habitación. Después de desayunar a las 6 y media, partimos hacia la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde después de instalar los equipos nos dispusimos a esperar la llegada de nuestros queridos oyentes de la catequesis. Como en cada lugar, el cariño por la radio de María y la alegría del gesto misionero de nuestra obra marcó el abrazo de bienvenida.

Después de la Catequesis que giró en torno a la fuerza liberadora de la palabra de Jesús, de entregar la imagen misionera a Natalia y su hijita Guillermina y el mate catequístico al Padre Carlos, Diego presentó institucionalmente la radio recogiendo la alegría y el entusiasmo de los oyentes de General Alvear. Entre todas las alegrías que recogimos, un oyente adolescente, con capacidades especiales, termo y mate en mano nos expresó su alegría de que estuviéramos en su ciudad y nos acompañó durante todo el día hasta que cerramos nuestro encuentro junto a Él y la familia de Cristina (encargada del voluntariado de Manos Abiertas).

Nuestra despedida la celebramos junto a los sacerdotes de la comunidad, quienes tuvieron la delicadeza de regalarnos unos ricos vinos del lugar.

Es viernes a la tarde, la catequesis misionera va llegando a su fin, el corazón lo tenemos poblado de rutas, paisajes, diversas experiencias eclesiales, pero sobre todo el Amor de María y el cariño de los oyentes por la obra de Nuestra Madre. Se siente a cada paso cuanto bien hace esta señal de María en la Argentina y en la mirada amplia que nos ofrecen los paisajes de la Patagonia donde ya estamos internados se ve a la distancia todas las promesas que Dios tiene preparado para los argentinos que sintonizan la frecuencia de María, que respiran la esperanza de una patria nueva que está naciendo.

Estas son las últimas líneas del Diario Misionero de esta semana, cuanto bien nos ha hecho poder contarles en estas sencillas palabras algo de lo mucho que Dios nos va revelando. Nos confiamos a las oraciones de todos ustedes y nos encontramos en el próximo relato del día lunes.

Padre Javier y Diego.