María una presencia alegre

martes, 3 de diciembre de 2019
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05/12/2019 – Llegamos al último día de nuestro camino de consagración a María en el marco del año Jubilar Mariano:

“Apenas oí tu saludo el niño saltó de alegría en mi seno”

Lucas 1, 44

Es la centralidad del misterio de Dios en su vida la que le permite moverse con libertad y en gratitud regalarle a Isabel y a cada uno de nosotros cuando nos visita, una presencia de gracia que conmueve lo más profundo de nuestro ser. Isabel es testigo de ésta conmoción interior generada por la presencia mariana que nos ofrece a Jesús.

La presencia de María en la vida de los creyentes es una presencia generosa, de gratuidad. Es el modo como Dios en su misericordia se comunicó con ella “el Todopoderoso ha hecho obras grandes por mi, su misericordia llega a sus fieles de generación en generación porque ha mirado la humildad de su servidora” (Lucas 1,49).

Dice el Papa Francisco:

“María, que supo descubrir la novedad que Jesús traía, cantaba: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (Lc 1,47) y el mismo Jesús «se llenó de alegría en el Espíritu Santo» (Lc 10,21). Cuando él pasaba «toda la gente se alegraba» (Lc 13,17). Después de su resurrección, donde llegaban los discípulos había una gran alegría (cf. Hch 8,8). A nosotros, Jesús nos da una seguridad: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. […] Volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría» (Jn 16,20.22). «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Jn 15,11). ¹

 

 

¹Gaudete et Exsultate 124