Señor, cuando nos mandas a sembrar, rebosan nuestras manos de riqueza: tu Palabra nos llena de alegría cuando la echamos en la tierra abierta.
Señor, cuando nos mandas a sembrar, sentimos en el alma la pobreza; lanzamos la semilla que nos diste
y esperamos inciertos la cosecha.
Y nos parece que es perder el tiempo este sembrar de insegura espera. Y nos parece que es muy poco el grano para la inmensidad de nuestras tierras. Y nos aplasta la desproporción de tu mandato frente a nuestras fuerzas.
Pero la fe nos hace comprender que estás a nuestro lado en la tarea. Y avanzamos sembrando por la noche, y por la niebla matinal somos profetas, pobres, pero confiados en que Tú nos usas como humildes herramientas.
20/01/2025 - En los primeros seis meses de 2024, la obra de María reafirmó su compromiso con la evangelización y…
04/07/2024- Ya podés acceder al tercer Balance Social de la Asociación de Fieles María, un recorrido por lo vivido y…
09/01/2025 – Del 3 al 5 de enero tuvo lugar nuestro primer encuentro nacional del año. Vivimos 3 días de…
“Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se llena de gozo en Dios mi salvador”, (Lc. 1,…