Rezá el Santo Rosario en compañía de la radio

lunes, 11 de mayo de 2020

A lo largo de la programación de Radio María Argentina, rezamos los cuatro misterios del rosario cada día. Así la oración se convierte en un espacio de encuentro comunitario con Dios y de intercesión por las necesidades de los oyentes y del mundo.

 

 

Durante este tiempo, al iniciar el día (de lunes a viernes), rezamos el Rosario de la Aurora junto a oyentes que están en el extranjero, sus familias o amigos; ya sea porque viven en otros países de forma permanente o porque debido a la pandemia han quedado varados sin poder volver a casa aún. También se suman en esta oración, los argentinos que permanecen fuera de sus provincias debido a la cuarentena.

 

 

Además, nos unimos en oración, especialmente, por las intenciones de los agentes de salud y trabajadores de servicios esenciales, que entregan su vida para el cuidado de todos.

 

Para más información consultá nuestra grilla de programación, allí podrás enterarte de los horarios de todas las oraciones que rezamos a lo largo del día.

¿Cómo se distribuyen los misterios?

Teniendo en cuenta que muchos oyentes participan de esta oración en todos los horarios, y otros en un mismo horario cada día, realizamos una rotación de los misterios del Rosario para evitar que se repitan. De este modo, quien rece el rosario todos los días a la misma hora, habrá rezado los 4 misterios a lo largo de la semana. Por su parte, quien rece en diversos horarios del día, podrá contemplar los 4 misterios en un mismo día.

El Papa San Juan Pablo II cuando hacía referencia a la incorporación de los misterios de la luz y su ubicación en la semana hacía algunas aclaraciones que vale la pena considerar: “Lo verdaderamente importante es que el Rosario se comprenda y se experimente cada vez más como un itinerario contemplativo. Por medio de él, de manera complementaria a cuanto se realiza en la Liturgia, la semana del cristiano, centrada en el domingo, día de la resurrección, se convierte en un camino a través de los misterios de la vida de Cristo, y Él se consolida en la vida de sus discípulos como Señor del tiempo y de la historia.” (Punto 38. Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae del Sumo Pontífice Juan Pablo II).