Cada 15 de Agosto celebramos la fiesta de la Asunción de la Virgen María, que es llevada en cuerpo y alma al Cielo.
María tuvo una enorme confianza en Dios. Vivió con una inmensa paz porque cumplió la voluntad de Dios en su vida. ¡Te damos gracias, Señor, por la presencia de María en esta Obra y en la vida de todos tus hijos!
¡Mira a la estrella!
Oh! Tú, que te ves inmerso en el diluvio del siglo, más luchando contra tormentas y tempestades que andando por tierra firme: No apartes tus ojos del resplandor de esta estrella.
Si no quieres ser sumergido en las tormentas. Si surgen los vientos de las tentaciones, si enfrentas los obstáculos de las tribulaciones, ¡Mira la Estrella , invoca a María!
Si te ves sumergido en las olas de la soberbia, de la ambición, de las calumnias, de la envidia, ¡Mira a la Estrella, invoca a María!
Si la ira, o la avaricia, o las tentaciones golpean el barco de tu alma, ¡Mira a la Estrella, invoca a María!
Si te atormenta el recuerdo de tus pecados, o te deprime la corrupción de la conciencia, si te sientes aterrado por el horror del juicio por el que pasarás, si la sima de la tristeza te absorbe, y te ves caer en el abismo de la desesperación, ¡Piensa en María!
(San Bernardo)
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