Estamos en la octava de Pascua, la victoria de Cristo sobre la muerte es tan grande que no podemos reducirla a un solo día y lo ampliamos a una semana entera.
Con el Domingo de Resurrección comienza los cincuenta días del tiempo pascual que concluye en Pentecostés. La Octava de Pascua se trata de la primera semana de la Cincuentena; se considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de Pascua se prolonga ocho días seguidos y las lecturas evangélicas se centran en los relatos de las apariciones del Resucitado, la experiencia que los apóstoles tuvieron de Cristo Resucitado.
Cristo es la buena noticia de que Dios no está ausente; de que nuestra vida es importante; de que la última palabra no la tiene el sufrimiento y la muerte, sino el amor y la vida.