¿Quien eres tu,
dulce luz que me llenas
e iluminas la oscuridad de mi corazón? Me conduces igual que una mano materna y si me dejas libre, no sabría ni dar un paso.
Tu eres el espacio que envuelve todo mi ser y lo encierra en si, abandonado de ti cae en el abismo de la nada, donde tu lo elevas al Ser.
Tú, mas cercano a mi que yo misma y mas íntimo que mi intimidad, y aun inalcanzable e incomprensible, y que todo nombre hacer renacer: Espíritu Santo, ¡Amor Eterno!