Señor, tú, que has tenido piedad para todo humano sufrimiento,
haz fuerte mi espíritu, seguro mi brazo, al curar a los enfermos,
auxiliar a los heridos, animar a los angustiados y a los moribundos;
pero conserva sensible mi alma al dolor ajeno,
delicada mi palabra, dulce mi trato, paciente mi guardia.
Amén