“La puerta de Dios está siempre abierta”

miércoles, 11 de diciembre de 2013
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11/12/2013 – “Cuando un cristiano se olvida de la esperanza, su vida no tiene sentido. Es como si su vida estuviese frente a un muro. Pero el Señor nos consuela y nos empuja, con la esperanza, a ir hacia adelante”, afirmó el Papa Francisco en la misa en la Casa Santa Marta. El Santo Padre recordó que “cuando el Hijo de Dios se acerca al hombre, abre siempre las puertas y da esperanza. La puerta de Dios está siempre abierta, por lo tanto el cristiano no debe perder la esperanza”.

El Pontífice insistió que no hay que tener miedo de la consolación del Señor. “al contrario, tenemos que pedirla y buscarla. Esta consolación transmite la ternura del Señor”. “Consuelen, consuelen a mi pueblo” reza el pasaje del Libro del Profeta Isaías, el Libro de la consolación de Israel. Francisco subrayó, en torno a este texto, que Dios se acerca a su pueblo para consolarlo, “para darle paz. Y este trabajo de consolación es tan fuerte que rehace todas las cosas”.

“El Señor cumple una verdadera ´re-creación`: Recrea las cosas. Y la Iglesia no se cansa de decir que esta re-creación es más maravillosa que la creación. El Señor recrea más maravillosamente. Y así visita a su pueblo: recreando, con aquella potencia. El pueblo de Dios tuvo siempre esta idea, este pensamiento, que el Señor vendrá a visitarlo”. El Pontífice ha recordado “las últimas palabras de José a sus hermanos: ‘Cuando el Señor los visite, llevad mis huesos con vosotros’. El Señor visitará a su pueblo. Es la esperanza de Israel. Pero lo visitará con esta consolación”, indicó.

Y después ha explicado: “La consolación es este rehacer todo no una vez, sino tantas veces, con el universo y también con nosotros”. “Cuando el Señor se acerca nos da esperanza –ha continuado—el Señor recrea con la esperanza; siempre abre una puerta. Siempre”. Cuando Dios se acerca “no cierra las puertas, las abre”. El Señor “en su cercanía nos da esperanza, esta esperanza que da es una verdadera fortaleza en la vida cristiana. Es una gracia, es un don”.

“Así que cuando un cristiano olvida la esperanza, o peor aún, pierde la esperanza, su vida no tiene sentido. Es como si su vida estuviese delante de un muro: nada. Pero el Señor nos consuela y nos rehace, con la esperanza, a seguir hacia adelante. Y también lo hace con una cercanía especial a cada uno, porque el Señor consuela a su pueblo y consuela a cada uno de nosotros”, agregó.

El Papa ha añadido: “Es bello cómo termina el pasaje de hoy: ´Como un pastor, que apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo, lleva su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz`. Aquella imagen del llevar los corderitos sobre el pecho y llevarlos dulcemente a las madres: esta es la ternura. El Señor nos consuela con la ternura”.

Francisco también expresó: “El Señor, que es potente, no tiene miedo de la ternura: Él se hace ternura, se hace niño, se hace pequeño. En el Evangelio, lo dice el mismo hijo de Dios: ´Así es la voluntad del Padre, que no se pierda ni uno solo de estos pequeños`. Para el Señor, cada uno de nosotros es muy, muy importante y Él se da con ternura. Y de esta manera nos hace ir adelante, dándonos esperanza.

El Papa ha dicho que justo esto “ha sido el principal trabajo de Jesús” en los “40 días desde la Resurrección y la Ascensión: consolar los discípulos; acercarse y dar consolación”: “Acercarse y dar esperanza, acercarse con ternura. Pero pensamos a la ternura que ha tenido con los apóstoles, con María Magdalena, con los de Emmaus. Se acercaba con ternura: “Dame de comer”. Con Tomás: “Mete tu dedo aquí”. Siempre así es el Señor. Así es la consolación del Señor”.

Y después Francisco concluyó con una invocación: “Que el Señor nos de a todos nosotros la gracia de no tener miedo de la consolación del Señor, de ser abiertos: pedirla, buscarla, porque es una consolación que nos dará esperanza y nos hará sentir la ternura de Dios Padre”.