“Hagámosle un lugar a Jesús, en medio de tanto ruido y tantas compras”

lunes, 23 de diciembre de 2013
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23/12/2013 – “En Navidad, como María, hagámosle un lugar a Jesús, que ya viene”, exhortó el Papa Francisco en la misa matutina en la Casa Santa Marta. El Papa destacó que el Señor visita cada día su Iglesia y advirtió también contra una actitud de clausura de nuestra alma. “El cristiano -afirmó- debe vivir siempre en una vigilante espera del Señor”.

“María sentía lo que todas las mujeres antes de parir. Siente estas percepciones interiores en su cuerpo, en su alma. Sienten que el hijo está llegando. María -dijo el Vicario de Cristo- siente en el corazón que quiere ver el rostro de su Niño. Nosotros, como Iglesia, acompañamos a la Virgen en este camino de espera y casi queremos apresurar este nacimiento del Señor. El Señor viene dos veces, la que conmemoramos ahora, el nacimiento físico y la que vendrá al final de los tiempos. Pero como afirma San Bernardo, hay otro tercer nacimiento”.

“Hay una tercera venida del Señor: la de todos los días. ¡El Señor todos los días visita su Iglesia! Visita a cada uno de nosotros y también nuestra alma entra en esta semejanza: nuestra alma se parece a la Iglesia, nuestra alma se parece a María. Los padres del desierto dicen que María, la Iglesia y nuestra alma son femeninas y que lo que se dice de una, se puede decir análogamente de la otra. Nuestra alma esta en espera, en esta espera por la venida del Señor; un alma abierta que llama: ‘¡Ven Señor!’”, afirmó Francisco.

“El Espíritu Santo nos mueve a hacer esta oración: ´¡Ven! ¡Ven!`. Todos los días del Adviento hemos dicho en el prefacio que nosotros, la Iglesia, como María, estamos vigilantes en la espera. Y la vigilancia es la virtud del peregrino. Todos nosotros somos peregrinos. Me pregunto: ´¿Estamos en espera o estamos cerrados? ¿Estamos vigilantes o estamos seguros en un albergue, en el camino y no queremos seguir hacia delante?¿ Somos peregrinos o estamos errantes?` Por esto la Iglesia nos invita a rezar este ´¡Ven!`, a abrir nuestra alma y que nuestra alma esté, en estos días, vigilante en la espera. ¡Vigilar! ¿Qué sucede en nosotros si viene el Señor o si no viene? Si hay lugar para el Señor o hay lugar para la fiesta, para hacer compras, hacer ruido. ¿Nuestra alma está abierta, como está abierta la Santa Mare Iglesia y como estaba abierta la Virgen? ¿O nuestra alma está cerrada y hemos puesto en la puerta un cartel muy educado que dice: ‘Se ruega no molestar?”, indicó.

“El mundo -advirtió, por último, el Papa- no termina con nosotros, nosotros no somos más importantes que el mundo: ¡es el Señor, con la Virgen y la Madre Iglesia!. Entonces, nos hará bien repetir la invocación: ´¡Oh sabiduría, oh llave de David, oh Rey de las Naciones, ¡ven!`. Y hoy repetir muchas veces: ´¡Ven!` es tratar de que nuestra alma no sea un alma que diga: ‘¡No molestar!’. ¡No! Que sea un alma abierta, que sea un alma grande, para recibir al Señor en estos días y que comience a sentir lo que mañana en la antífona nos dirá la Iglesia: Sabes que hoy viene el Señor! ¡Y mañana verás su gloria!”.

 

Aleteia / Rome Reports