El Papa reza por las familias, para que crezca en ellas el Espíritu del Señor

viernes, 15 de mayo de 2020
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15/05/2020 – El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada este viernes 15 de mayo en Casa Santa Marta por las familias, “para que crezca en ellas el Espíritu del Señor, el espíritu del amor, del respeto, de la libertad”.

“Hoy es la Jornada Mundial de las Familias: recemos por las familias, para que crezca en ellas el Espíritu del Señor, el espíritu del amor, del respeto, de la libertad”, fueron las palabras del Pontífice.

En ocasiones anteriores, el Pontífice pidió rezar durante la Misa en Casa Santa Marta por las familias encerradas en casa debido a la pandemia de coronavirus, “para que continúen en paz con creatividad y paciencia en esta cuarentena”.

También por aquellas familias que, debido a la crisis económica causada por la pandemia “sufren necesidad y padecen hambre y las extorsiones de los usureros”.

Asimismo, en su homilía, el Papa comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 15:22-31) en el que Pablo y Bernabé son enviados a los paganos convertidos de Antioquía, escandalizados y perturbados por los discursos de algunos que no tenían ningún cargo. Los Apóstoles traen una carta que anima y alegra a los nuevos discípulos, explicándoles cómo no están obligados a la circuncisión según la Ley de Moisés, como exigían algunos fariseos convertidos en cristianos.

En este sentido, Francisco rechazó la religiosidad rígida, la religiosidad de prescripciones que elimina la libertad del Espíritu Santo y la gratuidad de la resurrección de Cristo, provocando turbación en los fieles.

El Papa explicó que al principio del cristianismo había tiempos de paz y tiempos de persecución, y también tiempos de turbación. Esa turbación estaba causada por actitudes rígidas por parte de algunos cristianos, actitudes que llevan a los apóstoles a escribir la carta que figura en la Primera Lectura, del Libro de los Hechos de los Apóstoles.

El papa aseguró que, esta rigidez se ha repetido a lo largo de la historia: “Pensemos en los pelagianos, en estos rígidos famosos. Y también en nuestros tiempos. Hemos visto algunas organizaciones apostólicas que parecían bien organizadas, que trabajaban bien, pero todos rígidos, todos iguales uno al otro, y luego hemos sabido de la corrupción que había dentro, incluso en el fundador”.

“Donde hay rigidez, no está el Espíritu de Dios, porque el Espíritu de Dios es libertad. Y esta gente quería seguir los pasos eliminando la libertad del Espíritu de Dios y la gratuidad de la redención. ‘Para ser justificado, tú debes hacer esto, esto, esto…’. La justificación es gratuita. La muerte y resurrección de Cristo es gratuita. No se paga, no se compra, es un don”.