Mensaje del Papa a los participantes en Festival de la Doctrina Social de la Iglesia

viernes, 27 de noviembre de 2020
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27/11/2020 – Será el primer Festival nacional de la Doctrina Social de la Iglesia sin monseñor Adriano Vincenzi, el sacerdote veronés, por años guía de la Fundación Toniolo, el centro diocesano de investigación social, que fundó el Festival y durante nueve ediciones fue su principal animador.

Monseñor Vincenzi murió a la edad de 68 años el 13 de febrero de este año. Este Festival será también el primero en difundirse, ya no sólo en Verona, sino como soñaba el prelado, que esté dirigido a toda Italia. En efecto, hace un año Monseñor Vincenzi, Don Adriano para las más de 20.000 personas de toda Italia y del resto del mundo que participan cada año a finales de noviembre en el evento que creó en 2011, había cerrado la novena edición del Festival con la esperanza de ampliarlo a diez ciudades en 2020.

Este año el tema que han elegido es “Memoria del futuro”. Suena un poco extraño, pero es creativo, afirmó el Papa, y añadió que el tema invita a esa actitud creativa que podemos decir: “frecuentar el futuro”. “Para nosotros los cristianos, el futuro tiene un nombre y este nombre es “esperanza”. La esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana”. ¿Qué significa el mañana para nosotros los cristianos? Es la vida redimida, la alegría del don del encuentro con el amor trinitario. En este sentido, ser Iglesia significa tener una mirada y un corazón creativo y escatológico sin ceder a la tentación de la nostalgia que es una verdadera patología espiritual”.

El Papa dijo además que la “dinámica de los cristianos no es retener el pasado con nostalgia, sino más bien acceder a la memoria eterna del Padre y esto es posible viviendo una vida de caridad. Por lo tanto, no es la nostalgia la que bloquea la creatividad y nos hace personas rígidas e ideológicas incluso en las esferas sociales, políticas y eclesiales. Más bien, la memoria está tan intrínsecamente ligada al amor y a la experiencia que se convierte en una de las dimensiones más profundas de la persona humana”.