León XIV a Hijas de san Pablo: Mirar al cielo y vivir la historia, comunicar esperanza

jueves, 2 de octubre de 2025

Fuente: Vatican News

El Papa León XIV exhortó a las Hijas de San Pablo, reunidas en su XII Capítulo General, a mantener vivo su carisma comunicador con dos actitudes esenciales: mirar al Espíritu Santo como guía y sumergirse en la realidad concreta de la humanidad para anunciar la esperanza del Evangelio.

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

 En el marco del XII Capítulo General de las Hijas de San Pablo, el Papa León XIV, al recibirlas, dirigió un mensaje de aliento y renovación a la congregación, que celebra 110 años de su fundación.

Universalidad de la Congregación

El Pontífice destacó la universalidad del instituto, presente en los cinco continentes, y agradeció el servicio de la nueva y la anterior Superiora General. Recordó con gratitud las intuiciones del beato Giacomo Alberione y el impulso de la venerable Tecla Merlo, quienes dieron origen a una misión centrada en la difusión de la Palabra a través de los medios de comunicación.

Carisma Paulino

León XIV subrayó que el corazón del carisma paulino es anunciar el Evangelio con creatividad, utilizando los lenguajes contemporáneos y escuchando las inquietudes de la humanidad. Para ello propuso dos actitudes fundamentales: “mirar hacia lo alto”, reconociendo que el Espíritu Santo es el verdadero protagonista de la misión, y “sumergirse en la realidad”, habitando la cultura actual y acompañando las heridas y esperanzas de las personas.

El Papa también exhortó a discernir con valentía sobre las obras apostólicas, renovar estructuras, y evitar la separación entre vida comunitaria y misión. “No puede haber distancia entre lo que predicamos y lo que vivimos cada día”, afirmó, recordando la visión integral de Alberione: Camino, Verdad y Vida; Mente, Voluntad y Corazón.

Seguir el ardor misionero de san Pablo

Finalmente, León XIV animó a las paulinas a arriesgar con esperanza en medio del “invierno cultural y eclesial”, siguiendo el ardor misionero de san Pablo y llevando la alegría del Evangelio, especialmente a los más frágiles. Concluyó encomendándolas a la intercesión de María Reina de los Apóstoles y otorgando su bendición.