El Papa a los consagrados: Sean portadores de concordia con la palabra y el ejemplo

Fuente: @VaticanMedia

13/10/2025 – El Papa León XIV dirigió un mensaje a los participantes del Jubileo de la Vida Consagrada, en una audiencia celebrada en el Vaticano. En su alocución, el Pontífice los exhortó a transformarse en genuinos “constructores de puentes y difusores de una cultura del encuentro”, un llamado a ser faros de armonía en un mundo que anhela la paz. La esencia de su discurso se centró en la necesidad de que los consagrados sean “portadores de concordia con la palabra y el ejemplo”, subrayando que su testimonio vital es fundamental para la Iglesia.

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El Obispo de Roma destacó que esta misión solo puede ser fructífera si se mantiene firmemente “arraigada en Cristo”. Por ello, extendió una cálida invitación a “volver al corazón”, a ese espacio interior donde se reaviva la llama vocacional original y se nutre la relación con Dios. Según el Papa, es en esa interioridad, cultivada en la oración, donde germinan los mejores frutos del bien. Esta conexión íntima permite valorar el carisma propio y, al mismo tiempo, abrirse a una caridad universal, siendo un pilar para “despertar al mundo” con un testimonio de vida centrado en el Señor.

Fuente: @VaticanNews

Otro de los pilares del mensaje papal fue la sinodalidad, un camino que toda la Iglesia está recorriendo. El Pontífice les encomendó de manera especial la tarea de convertirse, día a día, en “expertos en sinodalidad”, aprovechando el carácter internacional e intercultural de sus institutos como una condición privilegiada para vivir la escucha y el discernimiento comunitario. Les pidió ser testigos especiales de esta forma de caminar juntos, superando divisiones y pidiendo perdón por las cerrazones, para así ser profetas al servicio de todo el pueblo de Dios.

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La publicación de Vatican News encapsula una reflexión vital para la Iglesia contemporánea, presentando el discurso de León XIV no como un saludo protocolar, sino como un mapa de ruta para la vida consagrada. Al concluir, el Papa infundió una esperanza serena, recordando, en una cita que emula al Papa Francisco, que la confianza no debe depositarse “en los números ni en las obras, sino en Aquél en quien hemos puesto nuestra confianza”. Este mensaje final subraya que el futuro de su misión se sostiene en la fe y no en el temor, un aliento para seguir adelante con fidelidad y valentía.

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